Entradas

Luz, cámara... Dolly Zoom

Imagen
  De entre las tres o cuatro personas que siguen este blog, una y media me han pedido que escribiera un poco más acerca de esa técnica cinematográfica conocida como dolly zoom -también, a veces, trombone shot , plano de trombón-, de la que traté en una nota de un año y medio atrás sobre el largometraje Vértigo , de Alfred Hitchcock. Como no tengo ninguna cosa mejor que hacer (y sí, infortunadamente, muchas peores), he dedicado una -mínima- porción de tiempo y esfuerzo a recordar más ejemplos, algunos memorables, otros no tanto, de este recurso hoy algo manido, como dije en aquella oportunidad, pero siempre interesante y de enorme poder expresivo.  Desde sus inicios el cine buscó desarrollar herramientas que le permitieran ofrecer vistas no corrientes, enrarecidas o intensificadas . El viejo expresionismo alemán, por ejemplo, flaco en opciones de cámara o de laboratorio, cifraba las extrañezas escénicas y de imagen en la confección de decorados intrínsecamente "anómalos" o de

Yasujirō Ozu. La tradición como problema

Imagen
Yasujirō Ozu (12 de diciembre, 1903 - 12 de diciembre, 1963) es hoy el director japonés de mejor reputación en Occidente, incluso por encima de su más famoso paisano Akira Kurosawa. Tal podría ser una introducción adecuada a estos párrafos sobre las dos películas que un consenso crítico general considera sus obras mayores: Tōkyō monogatari ( Cuentos de Tokio en España, Historias de Tokio en Argentina e Hispanoamérica), de 1953, y su antecesora  Banshun ( Primavera Tardía ), de 1949. Pero no debe olvidarse que escribir sobre el cine del Japón, nacido de una tradición estética tan lejana a la nuestra, obliga a toda suerte de precauciones.  En efecto, comprender en su entera consistencia artística el cine nipón -y, podría decirse, el de Oriente en general- suele plantear al espectador occidental dificultades que rebasan con mucho las trampas del exotismo. La complejidad de la empresa invita a proceder con cautela, a evitar las definiciones altisonantes y los dictámenes demasiado conclu