Tres Memorias Findeañeras. Wayne Shorter, Jeff Beck, Carla Bley.




Redactaré en esta ocasión tres modestos artículos in memoriam, dedicados a sendas figuras de la música que han muerto este año: Wayne Shorter, Jeff Beck y Carla Bley.


El 2023 trajo consigo unos cuantos decesos de gente valiosa, no solo en el ambiente musical, sino también en los del cine y las letras. Por falta de tiempo y de dedicación, tendré que resignarme a nombrar solo de pasada una cantidad de personalidades fallecidas que admiro especialmente y sobre las que no descarto escribir en un futuro quizá cercano: Burt Bacharach, Horacio Malvicino, Carlos Saura, Cormac McCarthy, Jorge Edwards. 


Bacharach, Malvicino, Saura, McCarthy, Edwards


Pero hubo más defunciones notorias, que repaso a continuación en una lista que de ningún modo se pretende exhaustiva.


Otros músicos de distintos géneros que se fueron este año: Tom Verlaine, Barrett Strong, Tony Bennett, Astrud Gilberto, Ryuichi Sakamoto, Robbie Robertson (The Band), Harry Belafonte, Fred White (Earth, Wind & Fire), Denny Laine (Moody Blues, Wings), Gordon Lightfoot, David Crosby, Tina Turner, Sinéad O'Connor, Andy Rourke (The Smiths). Algunos menos conocidos: Bill Lee (bajista y compositor, padre del cineasta Spike), Kostiantin Starovitski  (ucraniano, director de orquesta de la Ópera de Kiev), Curtis Fowlkes (trombonista de jazz), Stephen Gould (tenor yanqui), François Glorieux (músico y director de orquesta belga).


Bennett, Strong, Belafonte, Gilberto, Turner, Laine, Verlaine, Sakamoto.



Estrellas del cine internacional: Tom Wilkinson, Treat Williams, Melinda Dillon, Jane Birkin, Carmen Sevilla, Gina Lollobrigida, Raquel Welch, Glenda Jackson (la queremos tanto), David McCallum, Ryan O'Neal, Alan Arkin, Michael Gambon, Julian Sands, Richard Belzer, Lee Sun-kyun, Frances Sternhagen, Frederic Forrest, Piper Laurie, Richard Roundtree (el legendario Shaft), Mathew Perry, Suzanne Somers. 

Directores: William Friedkin, Terence Davies, Hugh Hudson, Juraj Jakubisko.



Welch, Birkin, Lollobrigida, Laurie, Jackson, Roundtree, Forrest, O'Neal, Wilkinson, Williams.




Escritores y ensayistas: Jean Allouch, Milan Kundera, Kenzaburo Oé, Martin Amis, Dubravka Ugrešić, Antonio Gala, Rafael Guillén, Eduarda Dionísio, Gilles Perrault, Russell Banks, Tatiana Lobo.    

    

Párrafo para los argentinos. Músicos: Daniel Toro, Pablo Molina, Chico Novarro, Ramón Ayala, Mario Videla, Liliana Epifanio, Ricardo Iorio; la maestra de danza María Fux. Gente de cine: Pepe Soriano, Julia Sandoval, Perla Santalla, María Onetto, Marcela Ruiz, Claudio da Passano, Aldo Pastur, Mario Sabato, Graciela Maglie, Martín Jáuregui. Plumas, editores, periodistas: María Kodama, Violeta Hemsy de Gainza, Ernesto Garzón Valdés, Mario Wainfeld, Alfredo Moffatt, Mariana Moyano. Con el arquitecto Rodolfo Livingston aprovecho para incluir dos artistas plásticos latinoamericanos: Gastón Ugalde y Fernando Botero. 


Soriano, Sandoval, Onetto, Santalla, Toro, Novarro, Molina, Ayala


Hubo, desde luego, cientos de fallecimientos importantes en otras actividades, como el deporte, que desatiendo aquí no por desconocer su significación sino por ser ajenos a las materias de que se ocupa este blog.

Por lo demás, estos pueden no ser los únicos artistas o escritores prominentes que han fallecido en 2023. No todos son igualmente relevantes para mí y a lo mejor me falta enterarme todavía de algunas muertes.

Hay quienes afirman que el mundo se vuelve un sitio más triste y solitario conforme se vacía de los grandes espíritus que fueron parte de nuestra historia y le aportaron siquiera una pizca de valor y de sentido. Yo diría que, bueno, tienen razón.


Pasemos a las notas.





Wayne Shorter   




En cinco de cada cinco enumeraciones de celebridades fallecidas el último año -al menos entre las escritas en español-, el nombre de Wayne Shorter no aparece ni bajo la forma de una alusión marginal. Así que acá intentaré, posiblemente en vano, enmendar esa imperdonable omisión.


El recorrido de Shorter, uno de los últimos grandes saxofonistas del siglo XX -junto con Sonny Rollins, que aún le sobrevive- abarcó desde el hard bop hasta el jazz modal y la fusión, y su estilo, influido grandemente por John Coltrane, aunque con un componente melódico más acusado, en la línea de Cannonball Adderley o aun del propio Rollins, tuvo una gravitación e incidencia colosales sobre al menos tres generaciones de herederos. No fue casual que Miles Davis lo prefiriese por sobre todos los sucesores de Coltrane en su banda: Wayne podía sonar en todo momento como el gran Trane y derramar cascadas de notas comparables con las de él, pero también podía soplar melodías de dulzura incomparable o tocar con un fenomenal sentido de espacio y de construcción cuando se lo convocaba a esas lides, mucho más, quizá, que cualquiera de sus predecesores en el quinteto.


Apareció en el mundo del post-bop, a mediados de los 50, tocando primero para Horace Silver y luego, brevemente, con Maynard Ferguson, hasta que en la segunda mitad del 59 se unió a los Jazz Messengers de Art Blakey, de los que llegaría a ser director musical y donde coincidió con el brillante trompetista Lee Morgan. Permanecería con este quinteto hasta 1964 -lapso durante el cual emprendió, con Lee, algún que otro proyecto lateral-. 


El joven Wayne, solo y con Lee Morgan


Entre tanto, Miles Davis, que no encontraba el saxo tenor adecuado para su quinteto desde que había perdido a Coltrane en 1960, venía probando, con suerte desigual, ejecutantes distinguidos como Hank Mobley o George Coleman, sin hallar quien lo convenciera. Parece que estuvo algún tiempo tras de Shorter y por alguna razón Wayne se hizo rogar un poco antes de aceptar, pero al fin se incorporó al quinteto el 4 de septiembre del 64 (el álbum en vivo Miles In Berlin, grabado el día 25 de ese mismo mes, es el primer registro fonográfico de ambos músicos juntos). Antes de abordar ningún material nuevo, Miles se lo llevó de gira por unos meses para que se integrase plenamente a su juvenil y prodigiosa base rítmica, constituida por Herbie Hancock en piano, Ron Carter en contrabajo y el batero Tony Williams, quien tocaba en el grupo desde hacía cosa de un año y apenas tenía 18 de edad cuando Shorter se sumó. 


Este raro video muestra un par de conciertos pregrabados para el show televisivo de Steve Allen por el quinteto de Miles Davis a poco de sumarse Wayne Shorter, los días 10 y 11 de septiembre de 1964.


Aquí puede verse un concierto completo -colorizado- del quinteto en el Teatro dell'Arte de Milan, el 11 de octubre de 1964.


Terminado el fogueo, que no se prolongó en demasía porque Wayne se ajustó magníficamente al sonido del grupo, Miles decidió volver al estudio con esta formación definitiva de su segundo quinteto, el cual llegaría a hacerse tan legendario como el de los 50, si no más todavía. Entre el 20 y el 22 de enero de 1965, grabó E.S.P. (sigla por Extrasensory Perception), un álbum decisivo en la historia del jazz moderno, que además puso en evidencia como esta nueva banda, con sus bases rítmicas abiertas y libres, menos rectamente propulsivas que las de Blakey, y su continua inclinación a un entramado armónico-melódico modal y como "flotante", refractario a modulaciones convencionales o a resoluciones previsibles, espoleaba en Shorter el impulso a buscar dimensiones expresivas y constructivas de una hondura y complejidad que nunca antes había tanteado.  


Con Miles Davis


Al tiempo que componía y tocaba abundantemente con Davis, Wayne grabó también unos cuantos discos por su cuenta, la mayoría de ellos superlativos. De esa lista destaco los siguientes: 

Juju (1964), con McCoy Tyner al piano, Reggie Workman en bajo y el baterista Elvin Jones, músicos que integraban o habían integrado -Workman- el cuarteto de John Coltrane;

Speak No Evil (1964), con Freddie Hubbard en trompeta, Herbie Hancock, Ron Carter y Elvin Jones; uno de sus trabajos más festejados por la crítica, supuesto que eso signifique algo;

The All Seeing Eye (1965), con un octeto que incluyó a Hubbard, Hancock y Carter;

Soothsayer (grabado también en 1965 pero publicado en 1980), un sexteto con Hubbard, James Spaulding en alto, McCoy Tyner, Ron Carter y Tony Williams;

Adam's Apple (1966), otro cuarteto, esta vez con Herbie, Reggie Workman y Joe Chambers;

Schizophrenia (1967), con Curtis Fuller en trombón, Spaulding, Herbie, Carter y Chambers; quizá mi preferido. 

(Añado una referencia peculiar: cuando en 1976 se publicó Water Babies, un álbum con viejas pistas inéditas de Miles Davis en los 60, el lado A del vinilo constaba de tres composiciones de Wayne Shorter grabadas por el quinteto en 1967. Lo singular es que entretanto el propio Wayne había regrabado las mismas tres piezas, cuya sumatoria equivalía a medio LP, con un septeto para su álbum solista Super Nova de 1969 -tal vez creyendo que las versiones con Miles nunca se conocerían-).



Pasando a su trabajo con el quinteto de Davis, señalo ante todo que Shorter se convirtió de hecho en su principal compositor, a lo largo de sus distintas obras maestras: E.S.P. (1965), Miles Smiles (1966), Nefertiti (1967), Miles In The Sky (1967). Sobre esta faceta autoral dijo el trompetista y líder en su autobiografía: "Wayne es un real compositor. Escribe partituras, con partes para todos, tal como él desea que suenen. (...) También nos trajo una especie de curiosidad acerca de trabajar con reglas. Si no funcionaban, entonces las quebraba, pero con sentido musical; él comprendía que la libertad en música era la aptitud de conocer las reglas, a fin de torcerlas a tu propio gusto y satisfacción" (Miles Davis & Quincy Troupe, 1990).


(Footprints, composición de Shorter que apareció en el álbum Miles Smiles y también en el disco solista de su autor, Adam's Apple, del mismo año. Esta versión se tomó el 31 de octubre de 1967 en Suecia).


Filles de Kilimanjaro, de 1968, fue el último LP de este grupo -con dos reemplazos para un par de pistas: David Holland y Chick Corea tomando las respectivas sillas de Carter y Hancock- e inauguró la era eléctrica de Miles, con Carter tocando un bajo Fender y los pianistas ejecutando piano eléctrico continuamente. Kilimanjaro fue asimismo el puntapié inicial de la serie Directions In Music by Miles Davis, que conocería sus cumbres en los celebérrimos discos subsiguientes: In A Silent Way y, sobre todo, Bitches Brew, ambos de 1969 y en los cuales Wayne pasó del saxo tenor al soprano, instrumento que se volvería dominante a partir de este año y por toda la década siguiente, en la que frecuentó bastante menos el tenor -aunque nunca lo abandonó-. 


Wayne y Miles en 1969. Atrás, Dave Holland y Jack DeJohnette

Quizá no muchos sepan que la multitudinaria banda de Bitches Brew era en realidad un "quinteto ampliado", cuyo núcleo comprendía a Shorter -en tenor y soprano-, Chick Corea -en piano Fender Rhodes-, Dave Holland en contrabajo y el nuevo batero Jack DeJohnette. Esta agrupación, que permaneció activa todo el año 1969, menudeando los escenarios de Estados Unidos y de Europa, es conocida en nuestros días como el Lost Quintet, Quinteto Perdido, porque apenas si se conservan registros de su breve existencia. Un invaluable vídeo de esta banda, tomado el 4 de noviembre en Copenhague, se agregó como bonus a la edición 40º Aniversario de Bitches Brew. Aquí podemos ver un pasaje de ese concierto, con Wayne en soprano:



 


Una vez disuelto el Quintet, Shorter se une a Joseph Zawinul, ex-Cannonball Adderley con quien había coincidido en los dos últimos discos de ambos con Miles (si bien se conocían desde que allá por 1959 tocaran juntos en la banda de Maynard Ferguson), para fundar Weather Report, acaso el grupo de jazz-fusión más famoso de su época, que en sus dos primeros álbumes exploró un sonido osado y por momentos casi atonal, pero prontamente adoptaría un estilo más accesible, en esa vena R&B que Zawinul había desarrollado con Adderley y que le había llevado a componer su clásico y superexitoso Mercy, Mercy, Mercy. Desde Mysterious Traveller (1974) en adelante, el sonido de Weather se fue volviendo más funky y pop, proceso cuya culminación llegaría con Black Market y Heavy Weather, ambos ya con Jaco Pastorius al bajo, en lo que supuso la época dorada del grupo a nivel comercial, la cual se extendió hasta finales de la década y tuvo su punto final, podría decirse, con el doble LP en vivo 8:30


Shorter y Zawinul (Weather Report)


Mysterious Traveler (1974), composición de Shorter interpretada por Zawinul en teclados, Wayne en soprano, el bajista Alphonso Johnson, el baterista Skip Hadden y Dom Um Romão en percusión.


Debió ser allá por el año..., ejem, no me acuerdo muy bien..., que Weather Report se presentó en nuestras periféricas pampas, cerrando un festival de jazz que duró tres días y que tuvo lugar en el Luna Park de Buenos Aires; evento en que parejamente se presentaron John McLaughlin, Egberto Gismonti y posiblemente también, no estoy seguro ahora, Hermeto Pascoal -te lo incluyo igoal-. Este humilde servidor, siendo apenas más que un púber, un rapaz, un gurrumín, un párvulo de Kindergarten, tuvo el raro privilegio de asistir a esos conciertos y hasta de hacerse sospechoso a la omnipresente rati de la dictadura asesina, por entonces en el apogeo de su criminal vigor.


Weather Report en 1977: Joe Zawinul, Jaco Pastorius, Alex Acuña, Shorter, Manolo Badrena


Después de Weather Report, que fue languideciendo hasta finar en 1985, Shorter siguió adelante como solista, grabando ocasionalmente con viejos y nuevos amigos. En el 88 salió de gira con Santana, que había tocado en un álbum de Weather de 1985 y en cuyo LP The Swing Of Delight de 1980 habían colaborado el propio Wayne y los otros antiguos laderos de Miles Davis en los 60, a saber, Hancock, Carter y Williams. Con ellos se reunió, precisamente, sumando al guitarrista Stanley Jordan, para grabar la pista base de The Struggle Continues, en el álbum multiestelar anti-Apartheid Sun City (1985), pista sobre la cual el mismísimo Miles agregaría frases de trompeta. Luego, en los 90, tras la muerte de Davis, el viejo quinteto se congregaría una vez más, ahora con Wallace Roney, discípulo dilecto del gran trompetista, para revisitar los clásicos de aquella formación (A Tribute To Miles, de 1994). Pero mucho antes de eso, siempre con sus ex-compañeros del Quintet y sumando a Freddie Hubbard en trompeta, Wayne había participado de la V.S.O.P., banda que a fines de los setenta se juntó periódicamente para salir de gira, haciendo clásicos propios de los 60 y standars de jazz, y para grabar VSOP: The Quintet (1977) y VSOP: Live Under the Sky (1979), dos soberbios discos en vivo, hoy probablemente imposibles de conseguir -por eso me felicito de habérmelos agenciado con mucha anterioridad-. En estas giras y álbumes, nuestro saxofonista recurrió al tenor mucho más que en sus grabaciones contemporáneas con Weather Report.


Volviendo a la era pos-Weather, entre las colaboraciones destacadas de Shorter con su viejo compinche Herbie Hancock destaco 1+1 (1997) y The Gershwin World (1998). Otra artista con la que Wayne grabó mucho -lo mismo hizo Herbie- fue Joni Mitchell: desde Mingus (1979) en adelante, participó en casi todos los discos de la genial creadora canadiense. Y hasta los Rolling Stones, que nunca se privaron de nada, lo contaron como invitado en su álbum Bridges To Babylon de 1997.


Confieso no haber seguido a Wayne con la misma dedicación de antaño en sus últimos tiempos, pero cuento con dos álbumes suyos muy buenos: Beyond The Sound Barrier de 2005 y Without a Net de 2013. Los respectivos títulos (Más Allá de la Barrera del Sonido y Sin Red) connotan con bastante elocuencia el tipo de música que despliega en ellos: un jazz muy improvisado, aventurado y de aire abiertamente free.


El cuarteto de Shorter en 2012: Danilo Pérez en piano,
John Patitucci en bajo y el batero Brian Blade.


Wayne Shorter murió el 2 de marzo pasado, no pudiendo llegar a los noventa años que habría cumplido el último 25 de agosto.








Jeff Beck




Cuando a comienzos de 1965 Eric Clapton dejó los Yardbirds, sugirió como posible reemplazo al joven sesionista Jimmy Page, quien primeramente rehusó incorporarse y a su vez recomendó a su amigo Jeff Beck, violero de gran calidad pero poco conocido en el ambiente blusero inglés. Con Beck como nuevo guitarrista líder, los Yardbirds grabaron dos álbumes: Having A Rave Up, de 1965, y Roger The Engineer, que salió en junio de 1966. Por esos días, el bajista original también dejó el grupo y Jimmy Page accedió a tomar su lugar provisoriamente, hasta que el violero rítmico, Chris Dreja, se aclimatase al bajo. Poco después, durante una gira en USA, Beck se enfermó y Page pasó a la guitarra. Así que cuando Jeff volvió, por un breve lapso el grupo se dio el lujo de contar simultáneamente con dos de los más grandes guitarristas de rock ingleses de la historia. Con esta formación la banda también apareció en una memorable secuencia del filme Blow Up, rodado en Londres por Michelangelo Antonioni en 1966, protagonizado por David Hemmigs, Vanessa Redgrave y Jane Birkin -otra deplorada baja del año que termina- y musicalizado por "Herbert" Hancock. Esta película, como sin duda todos por aquí conocen de sobra, se inspiró en el cuento Las Babas del Diablo de Julio Cortázar (incluido en Las Armas Secretas, de 1959). Ya que en eso estamos, veamos a continuación la secuencia de Blow Up con los Yardbirds y Hemmings, en la que Beck juega a emular a Pete Townshend y destroza una guitarra Hofner bastante barata:





A pocos meses de esta filmación, sin embargo, Beck, hombre de cierto temperamento, abandonó el grupo, disconforme con la orientación de algunos gigs que estaba tomando, y peleándose con un par de sus integrantes. En noviembre del 66 se oficializó su salida, que él calificó de despido. Desde entonces y para siempre continuó su carrera como solista. El año 68 vio sus primeras producciones como líder del Jeff Beck Group, que contaba con el "Extraordinaire" Rod Stewart como cantante, Ron Wood al bajo y Mick Waller en batería, luego reemplazado por Tony Newman. Truth y Beck-Ola fueron los buenos álbumes de esta banda, aunque a mis oídos el formato de power trio jamás rindió a Jeff los mejores frutos. El inicio de la nueva década lo encontró avanzando hacia su cenit musical, con una versión reformada de su grupo, donde Bob Tench cantaba respaldado por el competente teclista Max Middleton (quien permanecería junto al guitarrista en varios discos posteriores), Clive Chaman en bajo y el sólido batero Cozy Powell. Rough And Ready de 1971 y The Jeff Beck Group del 72 fueron las publicaciones de esta agrupación; personalmente me gusta más el primero de esos discos, pero el segundo es también muy potable. Beck no acostumbraba componer, lo que lo obligaba a valerse para sus discos de composiciones ajenas que no siempre daban la talla de sus aptitudes como ejecutante. Lo llamativo a este respecto es que los dos álbumes recién citados contienen más composiciones propias de nuestro homenajeado que ningún otro de sus discos. Y son realmente buenas.






(Dos encarnaciones del Jeff Beck Group. Arriba: Rod Stewart, Ronnie Wood y Mick Waller. Abajo: fotos de contratapa de Rough & Ready: Cozy Powell, Clive Chaman, Bob Tench y Max Middleton)


Paso por alto el resbalón de Beck, Bogert and Appice -sé que hay quienes los adoran-, un ominoso power trio que Jeff tuvo la imprudencia de armar con la base rítmica de los no menos detestables Vanilla Fudge (pero insisto, no son pocos los que creen que, por ejemplo, la ridícula e infame destrucción que los Fudge obraron sobre la magnífica You Keep Me Hangin' On de las Supremes es un dechado de virtuosismo o una especie de obra maestra -lo es, a buen seguro, si el género involucrado es el de terror-). 


Superado el traspié, llegamos a las mayores alturas que el guitarrista alcanzaría en la década y acaso en toda su carrera. Empezando por el excelente Blow By Blow de 1974, producido por George Martin -sí, el de los Beatles- y en el cual su amigo Stevie Wonder colabora con un par de composiciones (Beck había tocado en Lookin' For Another Pure Love, del genial álbum de Stevie Talking Book). Aquí Jeff hace su célebre versión de She's A Woman con la talk-box, que hace parecer como si su guitarra cantase partes de la canción... La banda que lo acompaña está compuesta por Max Middleton en teclados, Phil Chen en bajo y Richard Bailey en batería, con orquestaciones a cargo de Big George, naturalmente; algunas de ellas tan logradas como las que prestara a los Fab Four. Este LP trae dos novedades interesantes, que serán vuelcos prácticamente definitivos en la discografía ulterior de Beck. Para empezar, el giro hacia un estilo de jazz-fusión, abandonando el sonido hard rock de su primera etapa pos-Yardbirds o del descaminado trío con Bogert y Appice. El otro gran cambio es la desaparición de las canciones; esto es, el paso a un repertorio íntegramente instrumental. Ambas mudanzas le brindarán, por supuesto, la oportunidad de exhibir sus dotes en mayor grado y extensión.



She's a Woman en la BBC, 1974


El siguiente LP, Wired, de 1976, también producido por Martin, puede considerarse su obra cumbre. Con el reputado sesionista Wilbur Bascomb sustituyendo al bajista anterior, Jan Hammer sumándose a Middleton para agregar sintetizadores y Narada Michael Walden alternando con Bailey, tanto la banda como el líder alcanzan su pico de virtuosismo y entregan parte del mejor jazz-rock de todos los tiempos, largamente apto para competir, aun ventajosamente, con cualquier cosa que a la sazón publicasen Weather Report, Mahavishnu Orchestra o Santana, por dar solo algunos nombres notorios. Algo muy llamativo es que este LP y el anterior se constituyeron, además, en los mayores éxitos comerciales que Jeff conocería en su vida.


Del resto de su obra hay menos para destacar. Su disco en vivo del 77 con el grupo de Jan Hammer no es para quedar alelado, y en cuanto al There And Back de 1980, si bien resulta muy llevadero y evoca aquí y allí ciertos pasajes de sus dos mejores álbumes, no es en verdad comparable con ellos. 




El siguiente decenio Jeff va a publicar poco y nada. Después de un lustro lanza Flash, de 1985, álbum en el que regresan las canciones, esta vez con una pila de vocalistas invitados (Rod Stewart aportó el moderado hit People Get Ready, cover de los Impressions de Curtis Mayfield); se trata de un disco convencional de pop bailable, monótono y mecánico, producido por Nile Rodgers -quien sin embargo había realizado dos años antes una labor notable con el Let's Dance de Bowie-. Jeff Beck's Guitar Shop, de 1989, salió un poco mejor: vuelve a ser prácticamente instrumental y, aun cuando el datado sonido ochentoso -bajo sintetizado, samples, etc.- hoy pueda cansar un poco y hacerte echar de menos los momentos más funkys y jazzeros de los buenos tiempos, es uno de sus últimos discos medianamente destacables. Otro tanto podría decirse de su "experimento tecno" Who Else! de 1999, donde su viejo compañero Tony Hymas, teclista que reemplazó a Middleton desde 1979 y trabajó con Jeff también como coproductor e ingeniero de mezclas hasta entrado el presente siglo, compone casi todo el material, a veces junto con el propio guitarrista.


Las últimas dos décadas no tuve grandes noticias de Beck. Supe que tocó, en vivo y en estudio, con bastante gente, desde la respetable Imelda May hasta la afectada, cansadora Joss Stone; que participó de un disco de Herbie Hancock no especialmente brillante (The Imagine Project, 2010); que se ganó unos cuantos de esos Grammys que no le concedieron cuando verdaderamente los merecía (antes de 1985 solo había recibido una nominación, no premiada, por Wired; pero en 2010, por ejemplo, ganó dos Grammys por su éxito de ese año, el mediocre Emotion & Commotion, sobado y endulzado hasta la hiperglucemia por críticos de toda laya y sordera). 


El 10 de enero de este 2023 murió, con 78 años de edad, por efecto de una meningitis bacteriana.


Se lo incluyó dos veces en el Salón de la Fama del Rock and Roll (otro engañabobos de la industria discográfica rockera): una de ellas en 1992 como exintegrante de los Yardbirds, la otra en 2009 como solista -con un discurso introductorio de su viejo amigo Jimmy Page-. Su mejor intervención en esas ceremonias fue cuando él mismo presentó la inducción de Rod Stewart, coincidente con la de los Yardbirds de 1992, diciendo que él y Rod mantenían "una relación de amor-odio: él me ama y yo lo odio". 


Aquí voy con otro video, en este caso de 2007 y correspondiente al Live At Ronnie Scott's. Lo acompañan el batero Vinnie Colaiuta, la joven bajista Tal Wilkenfeld y el teclista Jason Rebello.

Big Block, de Live At Ronnie Scott's. 






Carla Bley




Con alguna tardanza supe que el último 17 de octubre, vaya deslealtad, nos había dejado la querida Carla Bley, singular pianista y compositora de jazz y avant-garde que entró a la historia con su Escalator Over The Hill de 1972, una mítica, experimental ópera-jazz -en años de óperas rock- realizada entre 1968 y 1971 y agraciada por la participación de músicos insignes procedentes de distintos géneros: Charlie Haden, John McLaughlin, Don Cherry, Leandro "Gato" Barbieri, Jack Bruce, Enrico Rava, Chris Woods, Paul Motian, Roswell Rudd, Don Preston, Jimmy Lyons, Linda Ronstadt (!) y otros. Calificar este álbum de altamente recomendable no es hacerle entera justicia: se trata de un genuino clásico del jazz moderno, por desgracia mucho mejor conocido entre los iniciados que por el público general.


Carla dirigiendo la orquesta en Escalator Over The Hill. Atrás, Charlie Haden.


Carla no llamó a esta obra una "ópera", aun cuando sus resonancias operísticas fueran tan perceptibles como las feriales o de varieté, mechadas por doquier con arrestos rockeros y desvíos hacia el free jazz. Ella prefirió darle el nombre de cronotransducción, compuesta por "palabras de Paul Haines", "adaptación y música de Carla Bley" y "producción y coordinación" de Michael Mantler (trompetista por entonces casado con la autora; por cierto, la hija del matrimonio, Karen, de cinco años, también cantó en el álbum). La banda que interpretó Escalator Over The Hill, salvo las estrellas invitadas, era la Jazz Composer's Orchestra que Bley y Mantler habían fundado en 1965 y por cuyas filas pasaron nenes como Paul Bley (primer esposo de Carla y dador de su apellido artístico), Archie Shepp, Cecil Taylor, Don Cherry, Pharoah Sanders, Gato Barbieri, Larry Coryell y Roswell Rudd. 


Escalator Over The Hill es realmente indescriptible, hay que escucharla para calibrar su interés y magnitud artística. Por ese motivo me limito a una sola apostilla: inspirándose en el bucle de "cháchara" que los Beatles habían puesto en el concéntrico -el surco de salida- del vinilo al final de su LP Sgt. Pepper, Carla imprimió al final de su disco un inacabable zumbido indio de tambura, que la reducción a dos CDs del original triple vinilo extiende por unos 17 minutos (mucho más aptos que los pocos segundos del CD de Pepper  para dar una idea del efecto buscado...). 


Aquí oímos, vía YouTube, la obertura de Escalator Over The Hill, la cual contiene además uno de aquellos solos humeantes de nuestro enorme Leandro. Este video integra una lista de reproducción que, según me pareció, contiene la obra completa o casi: lo que no contiene, claro, es el cuadernillo del CD, del cual te copio abajo un par de muestras para que te hagas ilusión.






Fotos de Escalator Over The Hill (CD). John McLaughlin, Jack Bruce, Gato Barbieri.



La historia personal y artística de Carla Bley (Lovella May Borg por su nombre de nacimiento) no se edificó sobre romances turbulentos, polémicas, escándalos, persecuciones policiales o cualquiera de las cosas que, a falta de suficiente música ("enough music", un concepto que tomé de Miles Davis), adornan las biografías de otros/as. Ella se ciñó a tocar el piano, grabar algunos discos y, sobre todo, componer. Muchos temas de su autoría fueron interpretados por músicos distinguidos: el clarinetista Jimmy Giuffre -su LP Thesis de 1961 incluyó dos composiciones de Carla-, los pianistas George Russell y Paul Bley -cuyo álbum Barrage, de 1965, constó exclusivamente de piezas escritas por su exesposa-. Carla escribió y arregló, asimismo, material para los dos primeros discos de la Liberation Music Orchestra de Charlie Haden entre los años 1969 y 1971, y también compuso y arregló el gran álbum de Gary Burton A Genuine Tong Funeral de 1968, donde además de tocar piano y órgano dirigió una banda que integraban, entre otros, Howard Johnson (tuba y saxo barítono), Steve Lacy (saxo soprano), Gato Barbieri (tenor), Larry Coryell (guitarra), Steve Swallow (el bajista que una década después se constituiría en su pareja definitiva) y Bob Moses (batería).   


Carla y Steve Swallow preparándose para salir al escenario, allá por fines de los 80


Como quise poder mostrar a la artista en un vivo y los registros respectivos distan de abundar, hube de recurrir a esta vieja emisión del programa Night Music (1989) que conducía el saxofonista David Sanborn y cuya banda estable incluía a Hiram Bullock, Marcus Miller -ausente en esta ocasión- y Omar Hakim. De paso, nos damos el lujo de ver y de oír al increíble Bootsy Collins (y para quienes entiendan inglés, sus remembranzas que no tienen desperdicio). Carla aparece a los 7 minutos y 49 segundos, tocando a dúo con Steve Swallow. Más tarde -a los 15 minutos- tiene un diálogo con Sanborn y presenta un número interpretado por su hija Karen Mantler (quien, vestida y peinada igual que su madre, parece una réplica rejuvenecida). Por último, a los 34 minutos y 43 segundos, Bley encabeza una versión colectiva de su composición Healing Power.



Night Music, temporada 2, episodio 4, 1989.


Es extraño -escribo, a manera de epílogo- que a los 11:55 minutos de este vídeo, justo entre dos apariciones de Carla Bley, veamos un viejo clip de los Moody Blues en 1965, donde se luce su cantante y guitarrista Denny Laine, otro muerto ilustre de este año...


(¿Deberé excusarme, tal vez, por la profusión de nombres? Sin duda, los parroquianos del jazz conocen a casi todos los nombrados y los menos familiarizados podrán procurarse un pretexto para informarse mejor. En cuanto a los demás, bueno, puede que estas líneas no vayan dirigidas a ellos).


¡Feliz 2024!



Comentarios

Entradas populares de este blog

Leonardo Favio. El independiente

Historias de Cine Argento. Pierre Chenal