Lamont Dozier. Ese Viejo Corazón.




Esta entrada podría llevar, al igual que la de Godard, la etiqueta "Necrológicas Tardías".


El año 2022 aportó una cuota de obituarios de celebridades ligeramente superior a la habitual, especialmente en el campo de la música popular "internacional". Así pues, oímos o leímos, acaso con menos profusión de la que cabía temer, sobre el deceso de Irene Cara o el de Christine McVie -autora de varios temas memorables para Fleetwood Mac en los 70 y 80-, entre otras figuras más o menos distinguidas.


Pero una defunción de la que casi nada se dijo por estos pagos fue la de este gran compositor y productor (que encima palmó el 8 de agosto, mismo día que la Olivia Newton-John). Presumo que su muerte habrá pasado, para muchos, tan inadvertida como su previa existencia. Es comprensible: el tipo raramente grabó su propio material y casi nunca figuró en los rankings como intérprete. Además, sus mayores éxitos autorales fueron en colaboración con dos colegas, los hermanos Brian y Eddie Holland. Además, al igual que sus socios, era negro y yanqui. O sea, muy poco apto para habitar nuestra discoteca superpoblada de rubias patrañas inglesas y demorada en un indócil racismo totalmente ajeno a nuestro espíritu hiperprogre.


El trío conocido como Holland-Dozier-Holland (H-D-H), en el que Brian y Lamont componían la música y arreglos y Eddie aportaba las letras, se formó hacia 1963 en Motown, la primera discográfica indie genuina de la historia, si bien no reconocida como tal, seguramente a causa de su origen racial. Nacida a fines de los años cincuenta, cuando otro escritor de canciones, Berry Gordy, se entusiasmó tanto con los Miracles de Smokey Robinson que decidió crear un sello para grabarlos, Motown (acrónimo de Motor Town) se levantó sobre un bulevar de Detroit, en una casita de dos plantas cuyo piso alto servía de vivienda al dueño y cuya planta baja contenía las oficinas. El garaje en el subsuelo se transfiguró en estudio de grabación y sala de control (nido de víboras, lo apodaban los sesionistas que lo frecuentaban). En tiempos como los actuales, tan poco sensibles a heroísmos auténticos y tan plagados de épicas de cotillón, puede desdibujarse un poco la significación de que una manga de negr un grupo de artistas africanos-norteamericanos, con recursos nada rebosantes, creasen una empresa discográfica minúscula, totalmente marginal y traccionada a sangre, desde la cual se permitieran, por años y años, disputar los primeros puestos de las listas a los peces gordos -y blancos- de la industria: RCA, Columbia, Capitol...


En 1958, Barrett Strong los puso en los charts con un Top 25, Money (That's What I Want). El gran Smokey logró, en 1960, el Nº 1 en la lista R&B y el Nº 2 en la general con Shop Around. Las Marvelettes alcanzarían al fin, en diciembre de 1961, la ansiada cima del ranking pop con el tema Please Mr. Postman, del cual Brian Holland fue coautor. Por último, en 1963, el genial Little Stevie Wonder, a sus 13 añitos, procuró a la compañía su primer álbum Nº 1 (Recorded Live: The 12 Year Old Genius). Prontamente, Marvin Gaye, The Temptations, Martha & The Vandellas, Mary Wells y otros entraron a engrosar la plantilla de estrellas de la discográfica que ya se jactaba de moldear "el sonido de la Joven Norteamérica" -según la divisa que se leía en las portadas de sus discos- y gustaba de autodenominarse "Hitsville, U.S.A.".


Pero estas chicas, las Supremes, no encontraban el rumbo; el éxito les seguía siendo esquivo. Eran las favoritas del jefe Gordy, ya liado con la front girl del grupo (por él mismo designada), Diana Ross. El hombre había decidido, con excelente criterio, que el timbre aniñado de Diana, su entonación calmosa y contenida, como si sobrevolara las melodías -índice de la "distinción" que se pretendía imponer a la imagen global de la banda-, y su relativamente escasa inflexión negra, eran los atributos requeridos para lanzar a las pibas a la conquista de una audiencia más vasta -léase blanca-. Pero llevaba dos largos años probando con ellas a casi todos sus equipos de autores y productores y no había manera. La gente de la compañía las apodaba, jocosamente, No-Hit Supremes. Por fin, una pieza que les aportaron Holland, Dozier y Holland (quienes hasta entonces nunca habían trabajado con ellas) clavó un módico puesto 23. Al poco tiempo, los mismos compositores les ofrecieron otra canción. Una que, por algún motivo, tanto las Vandellas como las Marvellettes habían rechazado. Las Supremes quisieron rebotarla también, pero Gordy les hizo comprender que no estaban en posición de despreciar nada. Así que, con suma renuencia, la grabaron, bajo la supervisión y producción del trío H-D-H. El disco, que salió al mercado en junio del 64, se llamó Where Did Our Love Go e inauguró una espectacular racha de cinco singles consecutivos al tope de las listas para Diana y sus compañeras. Al álbum homónimo, publicado unos meses después, solo el apogeo de la Beatlemanía le frenó el impulso y lo relegó al Nº 2. 


Lamont (izq.) con los Holland y las Supremes


En poco más de tres años, H-D-H metieron con las Supremes un total de diez simples y dos álbumes en el número 1 -solo en EEUU-, amén de varios títulos Top 5 y Top 10. El LP The Supremes A Go-Go, de 1966, hizo historia: fue el primer álbum de un grupo femenino en conquistar la cima del ranking pop estadounidense. Por supuesto, las chicas realizaron plenamente el anhelo de Gordy: se volvieron el acto más vendedor de Motown durante los años 60; y el más exitoso grupo vocal del país en esa década (todavía ocupan el número 16 en la lista Billboard Hot 100 de intérpretes con mayores ventas de todos los tiempos). En 1965, el jefe asignó a H-D-H otro grupo vocal de la compañía, los Four Tops, con quienes Lamont y sus socios sumaron un par adicional de primeros puestos. 


Clásicos absolutos del R&B como You Can't Hurry LoveStop! In The Name Of LoveBaby LoveBack In My Arms AgainCome See About MeI Hear A SymphonyYou Keep Me Hangin' On (The Supremes); How Sweet It Is (To Be Loved By You), Hitch Hike, Can I Get A Witness (Marvin Gaye); This Old Heart Of Mine (The Isley Brothers); I Can't Help MyselfIt's The Same Old Song, Bernadette, Standing In the Shadows Of Love, I'll Turn To Stone (The Four Tops) y otras enormes creaciones de H-D-H (aparte de sus incontables joyas esparcidas y semiocultas en los LPs como meros fillers) configuraron el sonido distintivo del soul de Detroit y fueron esenciales a su identidad estilística.


Quisiera, a propósito, dedicar un breve párrafo a una de las cumbres de Lamont y los Holland, un temazo para los Four Tops llamado Reach Out I'll Be There, otro Nº 1 que a mi modesto entender merece figurar entre las cuatro o cinco canciones definitivas de la década. Los cinéfilos más consecuentes quizá adivinarán por qué esta canción me recuerda a nuestro magnífico realizador Leonardo Favio, y, correlativamente, a la actriz Nora Cullen. (Ponele que llamemos a eso un ejemplo de trivia...).



Lamont Dozier, Eddie Holland Jr. y Brian Holland


Holland, Dozier y Holland abandonaron Motown a fines de 1967, disconformes con la exigua remuneración y reconocimiento a sus altísimos servicios. Pero la impronta que dejaron, no solo entre los artistas de la compañía, sino en el corazón mismo del soul y R&B, jamás llegaría a borrarse. Fuera de Motown, sus intentos independientes en sellos propios (Invictus, Hot Wax) distaron de consumaciones siquiera comparables a las de sus años dorados. Separado de los Holland desde el 74, Dozier volvió a cantar con modesta repercusión. En los ochenta coescribió un par de temas con Phil Collins (!) para el film Buster. Uno de ellos le valió su decimocuarto Nº 1 (!!) como autor. Siguió produciendo discos para terceros: en 1977, por ejemplo, hizo un buen álbum con Aretha Franklin, Sweet Passion, que los críticos desdeñaron y el público no compró (quizá estarían absortos oyendo obras maestras de la época como el Animals de Pink Floyd). Venía semirretirado desde hacía algún tiempo, aunque enseñaba algo de música en California. En 2021 murió Barbara, la mujer que fuera su esposa y socia por más de cuatro décadas. Lamont no pudo sobrevivirla más de un año.


No es por nada, pero veo tantas elegías dedicadas  a gentes menores, infladas hasta la impudicia, que me pareció justo procurar este humilde homenaje a un músico sencillamente inspirado y serio, digno de un aprecio muy superior al que se le ha deparado.




Agrego una breve discografía destacada:

(Aclaración: este blog no ofrece enlaces de descarga).

Durante su estancia en Motown, Holland-Dozier-Holland aportaron material a casi todos los artistas de la casa, pero los álbumes enumerados a continuación fueron compuestos, arreglados y producidos íntegramente, o en su mayor parte, por ellos.


Where Did Our Love Go (The Supremes, 1964). El inicio de la era H-D-H. Existe una Edición Aniversario de 2004, remasterizada, con muchos outtakes y material extra, que yo no tengo.

More Hits By The Supremes (1965). Quizá mi favorito. El título es desorientador: se trató de un álbum de canciones nuevas, no de un "Grandes Éxitos Segunda Parte". Contiene, junto con los superéxitos Stop! In The Name Of Love y Back In My Arms Again, varias gemas encubiertas a título de "material de relleno", como Mother Dear, Who Could Ever Doubt My Love, Honey Boy, I'm In Love Again... Hay edición aniversario remasterizada, con un CD entero de desiguales bonus tracks.

The Supremes A Go-Go (1966). El "histórico" N° 1. Otro con Edición aniversario y CD adicional.

The Four Tops Second Album (1965). Joya de la maquinaria Motown funcionando a pleno: composiciones y arreglos increíbles, los mejores sesionistas de R&B de todos los tiempos -los instrumentistas de rock no cuentan, ya que jamás calificarían para jugar en esta liga-, cantantes fabulosos. Y la tremenda voz líder de Levi Stubbs, un barítono montado a la zona alta de su registro y con el garguero colmado de ripio.

Reach Out (The Four Tops, 1967). Es desparejo e incluye algunos covers de pop blanco berreta, pero contiene las dos o tres canciones mayores de H-D-H, lo que es decir bastante más que bastante.

También vale la pena el disco de Aretha co-producido por Lamont que mencioné más arriba.


Con eso tenés de sobra para empezar. Y si por ventura no te gusta lo que oís, tranqui: siempre te quedarán tus blondos, preceptuados fetiches del britpop...



P.S.: Habría deseado apuntar aquí direcciones de otros blogs donde encontrar útil información adicional (vo' m'entendé, fierita) sobre los álbumes arriba citados. 

Por desgracia, no hay más que un par de sitios relativos a los Four Tops:

rick4200.blogspot.com/2017/10/the-four-tops-second-album.html 

forwardwiththesong.blogspot.com/2020/08/four-tops-reach-out-2012.html

(He explorado algún otro, que no me atrevo a recomendar).


Asimismo, por ahora subsiste el blog "lagrimapsicodelica", donde puede hallarse una discografía -no particularmente exhaustiva- de las Supremes.










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