Frank Zappa. Un perfecto extraño




El último 4 de diciembre se cumplieron 30 años del paso a la inmortalidad de este músico genial e irrepetible. Y desde entonces hasta hoy, fecha que habría sido la de su 83º cumpleaños, me ha venido taladrando el caletre la pregunta de cómo escribir sobre un artista tan complejo y multifacético, tan susceptible de caer víctima de malentendidos y facilismos prejuiciosos. Pues ya desde su álbum debut, Freak Out! de 1966, primer auténtico álbum conceptual en la historia del rock, Frank Zappa exteriorizó una actitud francamente contestataria y "antisistema", con letras que cuestionaban en serio la chata y cretinizante cultura yanqui de entonces y de siempre y sus inocultables tendencias opresoras y fascistas (Hungry Freaks Daddy, Who Are The Brain Police, Trouble Every Day); pero sin dejarse arrastrar por los ilusos valores hippies, subcultura incipiente a la que pronto escarnecería en no menor medida (en el 66 no pasaba todavía de expresar un general recelo y desencanto del "amor" -Motherly Love, I Ain't Got No Heart, Anyway The Wind Blows-). Porque de entrada debe asentarse que su actitud nunca fue la de un "inconformista" ingenuo, demagógico, autocomplaciente. La pose de los groovies de San Francisco, en particular, esa sedicente contracultura turbiamente rousseauniana y pseudocomunal, confusamente pacifista, tontamente utópica del LSD y contaminada del más simplista reduccionismo psicosexual marcusiano, era algo que nuestro hombre detestaba muy especialmente. Fue lógico, en consecuencia, que se negara a participar del Monterey Pop a mediados del 67. Si bien debe aclararse que Frank no solo recusaba los espejismos del flower power: también odiaba la música de mierda que hacían sus adeptos.

 


Portada y foto adjunta de Freak Out!, mítico álbum debut de FZ y sus Mothers Of Invention


Su glorioso álbum de 1968, We're Only In It For The Money (Sólo Estamos En Eso Por El Dinero), contiene el más sublime y memorable gaste a los hips de Frisco que registre la historia del rock: la música del tema Flower Punk parodia la versión grotescamente frenética de Hey Joe que los Byrds habían estrenado justamente en Monterrey -donde Jimi Hendrix también había ofrecido su propia versión, en su caso más afín a la original de Billy Roberts, una extraña canción misógina y ¿casi? apóloga del femicidio, cuyo tono y paso fatigado, melancólico, cuadraba mejor a su oscura temática, por cierto, que la acelerada y gritona tergiversación de Crosby y sus secuaces-. Pero además de ridiculizar la torpeza musical del arreglo, Zappa cambia la letra del tema, una letra bastante incongruente con los pretendidos ideales del "movimiento", para mofarse de la actitud pseudofraternal de todo el flower power. Así, en vez de "Hey Joe", invoca Hey, punk (en aquel antiguo sentido de mocoso inexperto, "pendejo"); en vez de preguntar Adónde vas con ese revólver en tu mano, pregunta Adónde vas con esa flor en tu mano. Y a diferencia de Joe, que va a pegarle un tiro a su perra adúltera, el punk responde: Voy hacia Frisco para unirme a una banda psicodélica... Hermoso. 



Portada de We're Only In It For The Money, parodia de cierta tapa muy famosa del rock...


Tanto como este otro pasaje de Who Needs The Peace Corps? (¿Quién Necesita Las Fuerzas de Paz?), perteneciente al mismo LP y que carga igualmente contra todo aquel declamado amor oceánico y ecuménico, típico de la época: "I will love everyone, I will love the police as they kick the shit out of me on the street". (Parafraseando a un célebre escritor, diré que me abstengo de traducir estas líneas pudorosamente).



Preparando la foto de portada para We're Only In It For The Money (con Jimi)


No sé si las vicisitudes biográficas determinarán el carácter de un artista, pero es seguro que la vida de nuestro homenajeado fue bastante accidentada y que sus vivencias parecieron ordenadas a inducir en él una actitud contraria al sistema, autoridades y cultura de su país. Cuando Frank era niño, su familia se instaló en una zona de Baltimore, ciudad en que él había nacido, donde el gobierno hacía experimentos con armas químicas -su padre era químico y trabajaba en la industria de la defensa-. Siempre había máscaras en su casa por los riesgos de algún accidente con el gas mostaza almacenado en los cercanos depósitos. Al niño le gustaba jugar con tubos de mercurio que su padre traía del trabajo, esparcirlo y dibujar con él sobre el piso de su dormitorio. Se cree que esta exposición recurrente a sustancias tóxicas le causó numerosos problemas de salud: asma, otopatías, sinusitis (que un médico le trató metiéndole radio por las fosas nasales). Luego, hacia mediados de los sesenta, Zappa se ganaba la vida componiendo música para cine de clase B, financiando con esa actividad sus proyectos artísticos personales. Alquiló un estudio de grabación y empezó a recibir encargos con cierta regularidad. No tardó en hacerse notar: un diario escribió acerca de él y por algún motivo lo calificó como "el rey de las películas" en Cucamonga, ciudad del sur californiano donde residía; parece que FZ coproducía ocasionalmente mediometrajes de bajo presupuesto en el género de la ciencia ficción. Al poco tiempo, un cliente le ofreció cien dólares por hacer una película para adultos, que se suponía destinada a una despedida de soltero. Frank no quiso hacer el filme porno pero a cambio produjo y entregó al cliente una cinta de audio con música, gemidos femeninos y otros sonidos más o menos elocuentes. El cliente se reveló entonces como un policía encubierto y encabezó la requisa que una división de moralidad practicó en su estudio. Frank fue sentenciado a seis meses de prisión -que logró reducir a solo diez días efectivos- sin entender muy bien qué delito había cometido. Sus cintas le fueron confiscadas y perdió varias de ellas, pese a que nunca le encontraron material vinculado en modo alguno a la pornografía. Empobrecido y sin representación legal, al salir de la cárcel no le quedó otra que dejar el estudio. Años después, ya en 1970 y siendo una semiestrella, un chiflado se le subió al escenario en medio de un concierto para embestirlo y hacerlo caer al foso de la orquesta, tres metros y pico abajo. El loquito traía toda la intención de matarlo por celos y despecho: su novia le había confesado que estaba perdidamente enamorada del músico. El músico, por su parte, permaneció cuatro días en coma, con varios huesos rotos. Luego de un año y venciendo grandes dificultades, volvió a salir de gira, por supuesto con enormes limitaciones físicas y escénicas que nunca lo abandonaron del todo. 


Zappa grabando en silla de ruedas



Pero, contra toda adversidad, su extraordinario talento musical, completamente autodidacta, nunca dejó de progresar; y si bien su genio multicontracultural de los 60 fue perdiendo peso a favor de un cinismo y desprecio más generales contra la cultura enlatada y masificada y la medianía acomodaticia de sus conciudadanos -acritud que a veces podía descaminarse un poco: no le faltó alguna expresión misógina u homófoba aquí o allá-, su música en cambio fue alcanzando niveles de excelencia virtualmente desconocidos e inasequibles para sus colegas roqueros. El amanecer de los 70 lo encontró publicando algunos discos superlativos, en los que abandonó aquel R&B y doo-wop psicodélico, mechado de efectos y collages de musique concrète, que cultivara entre el 66 y el 68, para adentrarse en senderos aledaños a la fusión que desde el jazz venía gestándose por la misma época: Hot Rats (1969, casi totalmente instrumental y que cuenta con algunos de sus títulos más celebrados, como Peaches En Regalia), Burnt Weeny Sandwich (1970, matizado de canciones pero con vastos instrumentales como el memorable The House I Used To Live In, tomado en vivo y portador de otro gran momento zappiano: oyendo gritar a alguien de la audiencia que le protestaba la presencia de policías entre el auditorio y rezongaba una supuesta subordinación a los "uniformes", FZ replicó "Todos en esta sala estamos vistiendo un uniforme, no te engañes") y Chunga's Revenge (también de 1970 y cuya pieza homónima nos entrega la composición más tanguera que Frank haya creado nunca, a tal punto que los propios Gotan Project hicieron en su momento el correspondiente cover).



Video de Peaches En Regalia, del álbum Hot Rats (1969)


La siguiente década traerá otra serie de obras mayores, álbumes en que curiosamente volverán a prevalecer las canciones: Overnite Sensation (1973), repleto de temas geniales como I'm The Slime o el ultraclásico Montana; Apostrophe (') (1974), su único disco de oro, igualmente colmado de joyas, como Cosmik Debris (Basura Cósmica); One Size Fits All (1976), un disco más intrincado y "complejo" pero no menos deslumbrante que aquellos, favorito de muchos fans -incluyéndome quizá-...

A continuación, comparto un par de vídeos con material de esos álbumes captado en vivo:


Montana, interpretado por The Mothers para un especial de la TV sueca en 1973, con FZ en guitarra y voz, George Duke en teclas y voz, Jean-Luc Ponty en violín, Ruth Underwood en vibráfono, Ian Underwood en saxo y flauta, Bruce Fowler en trombón, Tom Fowler en bajo y Ralph Humphrey en batería.



Inca Roads, tema que abre el LP One Size Fits All, tomado el 27 de agosto de 1974 en el KCET de Hollywood (e incluido en el vasto video A Token Of His Extreme). La -nuevamente tremenda- banda consta de Frank en guitarra y voz, George Duke en teclas y voz, Ruth Underwood en vibráfono y percusión, Napoleón Murphy Brock en saxos, flautas y voz, Tom Fowler en bajo y Chester Thompson en batería.



En 1977, disconforme con la Warner, para la que grababa, FZ intentó poner fin a su contrato, mandando a la discográfica los cuatro discos comprometidos para los siguientes dos años en un periodo de solo dos meses. Warner debía pagarle 60 mil dólares por cada una de esas cintas (240 mil en total), pero no esperaba recibir cuatro álbumes todos juntos, así que le pagó únicamente el primero. Frank los demandó por incumplimiento de contrato y les reclamó varios millones. Al mismo tiempo proyectó lanzar por su cuenta (Zappa Records) los cuatro álbumes juntos en una caja, bajo el título común de Läther, y sondeó a distintos sellos para que se la distribuyeran. Ya tenía abrochado un acuerdo con Phonogram cuando Warner interfirió reclamando derechos sobre el material. En represalia, a fines de 1977 Frank presentó en una radio FM de Pasadena (KROQ) la copia A de Läther, completa, alentando a los oyentes a que la grabaran. La contienda legal condujo a casi un año entero sin nuevos discos de Zappa en la calle. Por fin, Warner fue editando, entre 1978 y 1979, los cuatro álbumes, cuyos títulos respectivos fueron: Zappa In New York (dos LP en vivo), Studio Tan, Sleep Dirt -originalmente iba a llamarse Hot Rats III- y Orchestral Favorites. Por otro lado, el cuádruple Läther, revisado por FZ en persona allá por 1991, tuvo a su vez su edición, póstuma, por el sello Rykodisc en 1996, como un set de 3 CD. (La triste ironía de este asunto es que el grupo Warner compró la compañía Rykodisc en 2006, por lo que son ellos los actuales poseedores de los derechos sobre las reediciones de Zappa).


Debido a este pleito, el final de la década encuentra a Frank con el ánimo muy acibarado, reanimando y exacerbando aquella mordacidad que caracterizara sus primeros años. Uno de sus nuevos targets favoritos es la música disco, a la que remeda burlonamente en diferentes canciones o satiriza por otros medios, como en el título de su álbum Sheik Yerbouti, que parece animado de reminiscencias arábigas y es en verdad una transcripción de sonido idéntico al Shake Your Booty que KC And The Sunshine Band habían llevado al Nº 1 de USA en 1976 (este desigual LP de 1979 exhibe a un Frank particularmente crudo y hasta injurioso, pasándose un poco de rosca, tal vez, en punto a denostar contra medio mundo).




En los últimos meses de 1979, FZ saca un álbum triple de alta repercusión: Joe's Garage. Otro empeño "conceptual", que mezcla la crítica social con cierta paranoia apocalíptica referente a un Gran Hermano llamado Central Scrutinizer, esta fue acaso la última obra de Zappa que concitó el interés del público y obtuvo ventas decentes -el tipo nunca fue un dominador de los charts y a decir verdad raramente los visitó-. El álbum compendia varios aspectos esenciales de su siempre heteróclito sonido: instrumentales, jazz-rock, pseudo doo-wop, rock progresivo, el infaltable y paródico pop-disco (la brillante Fembot In a Wet T-Shirt, que discurre en ese estilo antes de disolverse en una coda informe y charloteada). Sin exceptuar, claro está, su habitual catálogo de recursos impredecibles: breaks asombrosos, polirritmias inverosímiles, armonías impensadas... Haré mención aparte de una canción por su carácter profético y por su música raramente intensa y conmovedora: Why Does It Hurt When I Pee (Por Qué Duele Cuando Hago Pis): si el pobre Frank hubiera presentido en la circunstancia inspiradora de esa letra el incipiente cáncer de próstata que lo acompañaría por un largo decenio carcomiéndolo insidiosamente, tal vez todavía lo tendríamos con nosotros...






Como el gusto de homenajear a este monstruo sagrado del rock -y de otros varios géneros- podría conducirme a un panegírico interminable, emprendo desde ahora la retirada, y procedo a una colección, ciertamente muy incompleta, de apostillas:


Aludiré primero a otro álbum triple, muy poco conocido entre nosotros, que se publicó en 1981 y consistió en una compilación de solos de guitarra a cargo de Frank, correspondientes a distintos momentos de su carrera y a los diversos géneros que indagó, con variados acompañamientos instrumentales, algunos en estudio y otros en vivo. Todos ellos magistrales, desde luego; porque, no sé si lo habré mencionado, FZ fue uno de los violeros más grandes de la historia del rock: ninguna lista que se pretenda seria debería excluirlo de su Top Ten -como mínimo-. El álbum constó de tres partes: Shut Up And Play Yer Guitar (Cállate y Toca Tu Guitarra); Shut Up And Play Yer Guitar Some More (Cállate y Toca Tu Guitarra Algo Más); y The Return Of The Son Of Shut Up And Play Yer Guitar (El Regreso del Hijo de Cállate y Toca Tu Guitarra, chiste cuyo molde había despuntado ya en su temprano Freak Out!). Cualquier aprendiz que de veras aspire a dominar el sonido de la guitarra de rock y fusión moderna debería procurarse estas improvisaciones y escucharlas con sumo detenimiento.




Siendo Zappa un compositor muy meticuloso y obsesivo con los arreglos, capaz de escribir hasta el último calderón de toda la música que suena en sus álbumes, y siendo asimismo un devoto seguidor de autores vanguardistas como Webern, Stravinsky y Edgar Varèse (aparte del genial saxofonista de jazz Eric Dolphy o del guitarrista blusero Johnny "Guitar" Watson), no es de sorprender que se aventurase en el campo de la composición clásica. Tras un primer intento falto de cocción -con Lumpy Gravy, de 1967- y un segundo tanteo en 1975 -el ya mencionado Orchestral Favorites que entró en el conflicto con Warner y acabó saliendo a la venta en 1979-, para el año 1983 logra al fin componer y producir un álbum "orquestal" bastante logrado con la London Symphony Orchestra, dirigida por Kent Nagano. Este trabajo llama la atención de Pierre Boulez, que el año siguiente accede a dirigir para Frank las tres principales y más extensas piezas del álbum The Perfect Stranger en su propio IRCAM (Institut de Recherche et Coordination Acoustique/Musique) de París, con el Ensemble InterContemporain, una agrupación de cámara especializada en música culta contemporánea. En 1987 FZ vuelve a la carga con otro disco compuesto para la London Symphony Orchestra, esta vez con un sesgo más "híbrido" y más ostensibles toques de rock (este álbum contiene nuevas versiones de Bogus Pomp, Pedro's Dowry y Strictly Genteel, que integraban el viejo Orchestral Favorites). La última grabación clásica llegará el año 93: The Yellow Shark, que el músico publica solo un mes antes de morir y donde dirige al Ensemble Modern en la interpretación de sus composiciones postreras. Así fue como nuestro artista se convirtió también en objeto de interés para estudiantes e investigadores de la música culta, que comúnmente lo han clasificado como inclasificable.


Zappa con Pierre Boulez


El periplo de Zappa por el mundo de la música clásica contiene un evento que reputaríamos de estrafalario si el involucrado fuera otro. En 1983, Frank descubre la existencia de un oscuro músico de cámara que vivió en la segunda mitad del siglo XVIII, llamado Francesco Zappa -con quien al parecer no guarda ningún parentesco-, y da con una colección de sus partituras en la biblioteca de la Universidad de Berkeley, en California. Acto seguido programa esas partituras en su Synclavier -un primigenio sintetizador MIDI, arcaico exponente de esa tecnología- y las publica en un álbum bajo el nombre de su autor: Francesco Zappa, para perplejidad de fans y críticos. De hecho, en el collage de contraportada del álbum, aparece una figura con pinta dieciochesca que nos dice, globo de texto mediante: Who Gets This One? (¿Quién entiende este? -referido al disco-). 


Tapa y contratapa de Francesco Zappa


A propósito, los collages, comics y globos de texto son distintivos de las portadas de FZ, así como perros, fotografiados o dibujados, con sus largos hocicos -reflejos de la nariz prominente del músico-, que algunos han ligado a cierta ponderación simbólica de un olfato artístico y cultural, o a una sugerencia fálica de lo terreno, instintivo, no reprimido; una invitación a no perder el realismo, el sentido de lo mundano. O bien, simplemente, a un signo socarrón de los hedores de la cultura contemporánea, pesquisados y delatados por la gran nariz implacable de Frank. El crédito por la mayoría de estas carátulas debe extenderse al asiduo colaborador de Zappa, Cal Schenkel.


Narices y hocicos en distintas portadas




He subrayado el fuerte espíritu crítico de nuestro héroe y su temperamento totalmente intransigente, que fustigaba por igual, como he escrito más arriba, el conservadurismo autoritario de la cultura dominante y los desvaríos pequeñoburgueses de la contracultura; que detestaba a los hippies pero también las tendencias que él llamaba teocráticofascistas de la democracia yanqui, la cultura estupidizante de la TV, el consumismo despistado y frenético con que se mantenía embobado al público de su país.

Abominaba de las drogas, si bien fumaba tabaco como queriendo tragar incendios (quién está exento de contradicciones); pero siempre condenó toda "guerra" contra los estupefacientes y creía preferible despenalizar su uso y regularlo. Era, desde luego, ateo y anticlerical: execraba, especialmente, el fanatismo que fomentaban los evangelistas televisivos.



Fue un luchador acérrimo contra la censura previa en la música, el arte en general y los medios de comunicación. De ahí que se enfrentara, de qué otro modo podía ser, a las compañías discográficas que trataron de silenciar o de promover lo menos posible sus canciones de música intrincada y letras sin pelos en la lengua. Y puesto que, según su propia declaración en alguna entrevista, para él hacer discos era una decisión artística y no de negocios, tuvo que dar a conocer la mayor parte de su obra a través de sellos independientes que él mismo creó (DiscReet, Zappa Records, etc.), si bien todavía siguió lidiando con los grandes pulpos por los acuerdos de distribución.

Cuando Tipper Gore y otras esposas de dirigentes políticos iniciaron la patética movida censora contra cualquier exceso de elocuencia o de verdad en las letras del rock -Tipper se escandalizó al sorprender a su hija de 11 años escuchando con disfrute la "explícita" Darling Nikki de Prince-, y promovieron la creación del Parents Music Resource Center (PMRC), organización que de inmediato produjo una lista de canciones objetables y abogó por que se instaurase un "sistema de calificación", Frank fue de los pocos músicos que se presentaron ante el Congreso estadounidense, en 1985, para cuestionar, con su peculiar estilo sarcástico y burlón, la iniciativa de las censoras esposas de Gran Hermano. Dijo, entre otras cosas, que la demanda del PMRC era una "estupidez mal concebida" que no beneficiaba realmente a nadie pero apuntaba a vulnerar libertades, y que equivalía a "resolver el problema de la caspa con una decapitación". Lamento adelantar que esta intervención y otras análogas resultaron totalmente infructuosas: desde el año 1990, etiquetas advirtiendo del contenido "explícito" de las letras empezaron a ser adosadas a las portadas de los álbumes pertinentes. De hecho, hasta el día de hoy no han desaparecido, aunque sí han encontrado vías para extenderse a la música de proveedores digitales y servicios de streaming. En el fondo, la situación no molesta a nadie: los púberes pueden por este medio anoticiarse en forma inmediata de los contenidos explícitos y acceder a ellos más fácil y rápidamente...


No obstante votar invariablemente al Partido Demócrata y tener por objeto constante de sus diatribas a los republicanos, Zappa se juzgaba a sí mismo un "conservador práctico"; era, ante todo, un partidario acérrimo de la educación: creía que solo mediante una adecuada ilustración y formación la gente se haría capaz de votar rectamente en su propio beneficio material y espiritual. Comprendo que sería un postulado contrafáctico, pero así y todo no dudo que lo horrorizaría la actual cultura del meme, de las redes como herramientas de información e instrucción; lo imagino gritando, espantado: "La inteligencia se cultiva leyendo libros, no leyendo memes"...





Por puro y simple gusto, cierro estos párrafos con una rareza: la curiosa aparición de un juvenil Frank Zappa en el exitoso show televisivo de Steve Allen, el 4 de marzo de 1963, para ejecutar en vivo, en el estudio, con el conductor y la orquesta del programa, un concierto improvisado de dos bicicletas, cinta pregrabada y orquesta...





P.S.: Tampoco quise quedarme con las ganas de añadir un par de esas distintivas letras.


FREAKS HAMBRIENTOS, PAPI

Señor América, pasa por alto tus escuelas que no enseñan.

Sr. América, pasa por alto las mentes que no serán alcanzadas.

Sr. América, trata de ocultar el vacío que eres por dentro,

Pero cuando encuentres que la forma en que mentiste

Y todos los trucos gastados que intentaste

No atajarán la creciente marea de freaks hambrientos, papi,

Ellos ya no irán por la filosofía

De gran ferretería del medio oeste

Que rechaza

A aquellos que no tienen miedo de decir

Lo que tienen en su mente:

Los despojos de la Gran Sociedad.

¡Fenómenos hambrientos, papi!

Sr. América, pasa por alto tu sueño de supermercado.

Sr. América, pasa por alto la licorería suprema.

Sr. América, intenta ocultar el producto de tu salvaje orgullo,

Las mentes aprovechables que él negó

El día que te encogiste de hombros y te hiciste a un lado.

Les viste la ropa y entonces gritaste:

"¡Esos anormales hambrientos, papi!"


(Hungry Freaks, Daddy!, del álbum Freak Out!, 1966)






BASURA CÓSMICA 

El hombre misterioso vino

y dijo: "¡Estoy fuera de alcance!".

Dijo: por una tarifa mínima,

Puedo llegar al Nirvana esta noche.

Si yo estuviera listo, dispuesto y capaz

de pagarle su arancel regular,

él abandonaría el resto de sus apremiantes asuntos

y me consagraría su atención.

Pero yo dije: "Mira, hermano, ¿a quién

quieres engatusar con esa basura cósmica?

(¿A quién engañas con esa basura cósmica?)

Mira, hermano, no pierdas tu tiempo conmigo".

Bueno, el hombre misterioso se puso nervioso

y dio una vuelta por ahí,

metió la mano en el bolsillo de su bata misteriosa

y sacó un estuche de afeitar.

Ahora, yo creí que era una afeitadora

y un tubo de espuma viscosa,

Pero él me dijo ahí, cuando la tapa se abrió,

que no había nada que su caja no pudiera hacer

con el aceite de Afrodita y el polvo del Grand Wazoo.

Dijo: "Puede que no creas esto, amiguito,

pero también curará tu asma ".

Pero yo dije: "Mira, hermano, ¿a quién

quieres engatusar con esa basura cósmica?

(¿Qué clase de gurú eres, a fin de cuentas?)

Mira, hermano, no pierdas tu tiempo conmigo".

"Tengo mis propios problemas -dije-

y tú no puedes ayudarme,

así que toma tus medicamentos y tus preparados

y métetelos por el hocico."

"Pero tengo la bola de cristal", dijo él

y la acercó a la luz.

Así que se la arrebaté y le mostré cómo hacer esto bien:

Envolví mi cabeza con un periódico,

para verme como si fuera profundo,

Solté algo de jerga incomprensible,

luego le dije que él se iba a dormir.

Le robé sus anillos y su reloj de bolsillo

y todo lo que encontré.

Tenía a ese bobo tan hipnotizado

que no pudo hacer ni un ruido.

Procedí a decirle su futuro.

Entonces, mientras él vagaba por ahí,

dije: "El precio de la carne acaba de aumentar

y tu vieja se acaba de rebajar."

Y dije: "Mira, hermano, ¿a quién

quieres engatusar con esa basura cósmica?

(Ahora, ¿ese es un poncho real o un poncho de Sears?)

¿No sabes que podrías ganar más dinero como carnicero?

Así que no pierdas tu tiempo conmigo".


(Cosmik Debris, del álbum Apostrophe ('), 1974)












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