Stevie Wonder. Visiones Interiores.

 




13 de mayo de 2023, cumpleaños número 73 de Stevie Wonder. 


Cómo no homenajear a quien seguramente figura entre los cuatro o cinco músicos más grandes en la historia del R&B, anche del rock. Alguien ha dicho de él que "está allá arriba con los Beatles y con Hendrix". Y si esas palabras te suenan exageradas, puede que te haga falta escucharlo de nuevo. O sencillamente escucharlo.

Ni siquiera alguien como yo, que soy de aliento largo a la hora de escribir, podría aspirar a ofrecer una semblanza más o menos cabal de artista tan innovador y complejo. Por añadidura, una carrera de seis largas décadas, pletórica de momentos sublimes, tiene que dificultar toda posible síntesis.

Por eso, para pisar sobre suelo seguro, me atengo a algunos de los hitos innegables en el glorioso trayecto de nuestro superhéroe.






Ciego desde su paso por la incubadora tras el alumbramiento prematuro, Stevland Hardaway Morris encontró, como Ray Charles, un pronto refugio sensitivo y emocional en la música, para la cual, al igual que uncle Ray, poseía un don congénito: ya en su niñez aprendió a tocar piano, percusión y armónica, instrumentos que llegó a ejecutar con entera maestría. Paralelamente, entrenaba su increíble voz cantando en el coro de la Whitestone Baptist Church de Detroit.


Los padres de Stevland se separaron cuando él tenía cuatro años; su mamá, Lula Hardaway, mudada con tres hijos desde Saginaw a la enorme Detroit, reanudó su antigua relación con el padre de uno de ellos y suministró a Stevland un par extra de medios hermanos. En cuanto al muchacho, una vez llegado a la pubertad, se puso a cantar y tocar la armónica, acompañado de un amigo con quien había formado un dúo llamado Stevie & John, por las esquinas de su barrio y, a veces, también en fiestas. Cierto día de 1961, un azar con voluntad de predestinación hizo coincidir a Stevland con Ronnie White, integrante de los Miracles de Smokey Robinson, el acto estelar de Motown. 


Cuando Stevland interpretó para él una canción de su propia autoría, Ronnie se lo llevó derecho a Hitsville -sede de la discográfica-, donde el chico de solo once años maravilló a todo el mundo, en especial al capo Berry Gordy, que enseguida lo contrató y lo puso a grabar para el subsello Tamla. Le adjudicó al productor Clarence Paul, cuya primera intervención consistió en rebautizarlo Little Stevie Wonder. Sus dos primeros álbumes y los singles conexos pulsaron notas falsas: dado que Stevland manejaba con solvencia algún repertorio jazzero, le hicieron intentar un primer álbum, puramente instrumental, consistente en una suerte de pseudojazz compuesto ad hoc por Paul y Henry Cosby; a ese LP le siguió otro, íntegramente consagrado a canciones de Ray Charles, que, aun permitiendo al pibe cantar, no daba la talla del pretendido tributo a su inspirador. 


La decepción por el magro fruto de esos empeños iniciales no desanimó a Stevie ni a sus nuevos protectores, que finalmente la pegaron con su siguiente apuesta: un tema en más franca vena R&B, incluso con algún eco latino, en que el pequeño prodigio desplegaba un breve pero efectivo scat vocal y buenos pasajes de armónica y bongos. La canción, publicada en mayo de 1963 aunque tomada en directo casi un año antes, durante la presentación de Stevie en una Venue de Motown efectuada en el Regal Theater de Chicago, se llamaba Fingertips y, curiosamente, ya había sido publicada en su versión de estudio como parte del primer LP, por supuesto sin repercusión alguna. 




Volando sin escalas hacia un N° 1 simultáneo en las listas pop y R&B de Billboard (primera ocasión histórica de tal coincidencia), el disco sencillo se alimentó asimismo del concurrente álbum, que recogía completo aquel concierto del año anterior y llevaba por título el altisonante Recorded Live: The 12 Year Old Genius. Si bien los álbumes Live no eran raros por entonces, nadie soñaba que pudiesen equiparar en ventas a los originales de estudio. Sin embargo, ese mismo año, el célebre álbum de James Brown en el teatro Apollo (igualmente publicado en mayo) alcanzaría el segundo puesto en los charts nacionales, mientras que el LP en vivo de Little Stevie, impulsado por el arrollador Fingertips, proporcionó a Motown su primerísimo N° 1 en discos de larga duración. De paso, Stevland devino el intérprete más joven de la historia en alcanzar la cima de todas aquellas listas.


Las promesas despertadas por estas tempranas hazañas se diluyeron en poco tiempo: apenas dos años después, en 1965, la voz de Stevie ya no era la de un niño, su desarrollo físico parecía interminable -era muy alto y corpulento-, sus recientes grabaciones no vendían mucho... A esta altura, obviamente, el "Little" había desaparecido de su seudónimo. Gordy consideraba deshacerse de él. Pero una inesperada hada madrina, Sylvia Moy, vino a interceder a favor del joven talento y a evitar su definitiva caída en desgracia. Moy era compositora y productora de la compañía. Creyendo, acertadamente, que el potencial del muchacho seguía siendo enorme, hizo prometer al jefe que lo mantendría bajo contrato si ella lograba producirle un éxito. Así, coescribió con su protegido y produjo para él la canción Uptight (Everything's Alright), que a comienzos de 1966 pegó un N° 3 pop y un N° 1 R&B de cinco semanas, aparte de procurar a Stevie las dos primeras nominaciones al Grammy de su carrera.


Sylvia Moy grabando con Stevie


Coescribiendo a menudo con Sylvia, el crecido niño genio pudo, los años subsiguientes y hasta el final de la década, establecerse como estrella de aceptable éxito. Al mismo tiempo, iba robusteciendo su dotación musical: sus composiciones progresaban en calidad y osadía, tanto como para ganarle el respeto universal de sus colegas adultos; y, habiéndosele endulzado el timbre arenoso y chillón de la primera adolescencia, su ingenio y expresividad como cantante ya lo erigían en uno de los mejores del planeta. También incrementaba a paso firme sus habilidades como pianista y multinstrumentista. Se convirtió en un excepcional ejecutante de armónica. En resumen: antes de cumplir veinte años había llegado a ser un músico más integral y brillante que la generalidad -por no decir la totalidad- de sus competidores en el rock, soul y R&B. En Motown volvieron a estar encantados con él y les importaba poco si no vendía trillones como las Supremes o Marvin. Stevie prestigiaba a la compañía.


Las regalías y otras participaciones dinerarias de sus discos y conciertos habían sido colocadas por Gordy en un fideicomiso que Stevie cobraría al cumplir la mayoría de edad. Cosa que aconteció en 1971, cuando él llevaba ocho meses casado con su nueva letrista, la cantante Syreeta Wright, y renegociaba su contrato discográfico. Repentinamente rico merced al cuantioso reembolso, y hastiado de la proverbial injerencia del jefe Gordy en las producciones de sus artistas, Stevie dejó Motown jurando no volver a menos que se aceptaran sus demandas, las cuales, sin contar la imperativa mejora económica, básicamente se reducían a su pretensión de un control creativo absoluto. Gordy no tardó en ceder, evidenciando su no menos proverbial visión estética y empresaria. Fue así como principió la era dorada de nuestro homenajeado.


Stevie y Syreeta


Cinco álbumes geniales al hilo, entre 1972 y 1976, no estorbados siquiera por el accidente automovilístico que en 1973 estuvo cerca de matarlo; un aluvión de Grammys (tres consecutivos a Productor y Álbum del Año; logro inédito que movió a Paul Simon, en su discurso como ganador de 1976, a agradecerle por no haber publicado discos el año anterior); el regreso a lo más alto de las listas, con cinco canciones en el número 1, incluyendo los clásicos Superstition, You Are The Sunshine Of My Life y I Wish, y el copioso álbum Songs In The Key Of Life, en particular, encabezando el ranking de LPs por 14 (catorce) semanas. Esta seguidilla espectacular de discos extraordinarios es solo comparable con la que en igual período lograra Joni Mitchell; excepto que Stevie añadió a la excelencia artística el triunfo comercial. 


Ya en los ochenta, las ventas de Stevland se mantuvieron elevadas (obtuvo en 1983 su éxito más arrasador a nivel mundial, el pegadizo, o pegajoso, I Just Call To Say I Love You, que muy escuálido favor hizo a su reputación, por mucho que engrosara su cuenta bancaria como ninguna otra cosa lo había hecho en su vida). La calidad de sus discos, entre tanto, perdió algo de vuelo. La magia y genial locura de sus majestuosos años setenta se volvieron más esporádicas y demasiado a menudo se mezclaron con esfuerzos menores, refritos de antiguas conquistas y ejercicios de fórmula. Con todo, bastaba que en cualquier momento el viejo Stevie pusiera un poquito de sí para que hasta un disco por encargo como el Jungle Fever -de la película homónima de Spike Lee en 1991-, se aproximara al rango de obra maestra. 


Con posterioridad a Syreeta -de quien se divorció a un año y medio de la boda pero cuya amistad conservó para siempre, hasta el punto de producirle un par de álbumes en los 70 e invitarla a cantar en sus propios discos con regularidad-, Stevland sumó un par de esposas y unos nueve hijos (de cinco diferentes madres), si llevo correctamente la cuenta...

 

Las últimas décadas lo han visto escasamente activo; tan solo un tardío Live en 1995 y un par de álbumes de estudio, en 1995 y 2005 respectivamente, más la obligatoria pila de breves y casuales colaboraciones con la obligatoria pila de estrellitas. Hubo, no obstante, un trabajo de cierta envergadura, por desgracia poco divulgado: se trató de una composición "híbrida pop-clásica", el concierto para piano, armónica y orquesta llamado Sketches Of A Life, presentado por Stevie en la Biblioteca del Congreso estadounidense cuando se le entregó allí el Premio Gershwin a la Canción Popular en 2011. Esta obra, que data de 1994, jamás fue publicada en ningún soporte discográfico, pero el vídeo de su estreno se halla disponible en el canal de You Tube de la Library desde hace 12 años.





¿Qué agregar, entonces, a esta muy incompleta biografía de Mr. Maravilla? 


Tal vez faltaría aludir a su clavinet Hohner, el más funky del mundo, estrenado en 1968 y explotado incansablemente en sus legendarias joyas de los 70 (Happier Than The Morning Sun, Superstition, You Haven't Done Nothin', etc., etc.). 


O destacar su uso, único y supremo en expresión, gracia y oportunidad, de los sintetizadores, bajo la asesoría de los nada zonzos técnicos de T.O.N.T.O. [*], Malcolm Cecil & Robert Margouleff, por la misma época en que una ecuménica sordera proclamaba como non plus ultra en el manejo de aquellas máquinas a los ominosos graznidos de patos engripados que dolorosamente les arrancaba el supuesto hechicero Keith Emerson.


O enfatizar la inagotable invención y magia melódica, las recurrentes sorpresas armónicas, la originalidad rítmica de tantas de sus composiciones. Aparte de algo que nadie mínimamente informado ignora: que hablamos del cantante más influyente e imitado -raramente con fortuna- de que se tenga noticia, no solo en el universo del soul/R&B. 


O quizá, entrando al rubro trivia, mencionar que se constituyó en uno de los primeros "hombres orquesta" del rock, es decir, de los primeros en grabar todas las voces e instrumentos de sus discos. O que fue telonero de los Rolling Stones en su loca, salvaje y un poco (?) criminal gira norteamericana de 1972, y se unió a ellos con frecuencia en los bises de los conciertos para tocar un medley que yuxtaponía su propio viejo hit Uptight al clásico Satisfaction. O que en 1974 participó en Los Angeles de una extraña jam session con John Lennon y Paul McCartney, la cual supuso el reencuentro de los dos Beatles hasta entonces distanciados (la grabación pertinente circula todavía en calidad de sobrevaluado bootleg). O también, para quisquillosos y buscadores de pelo en huevo, que, tras separarse de su letrista Syreeta, Stevie trabajó en esos primeros años 70 con una nueva letrista, Yvonne, quien llevaba el mismo apellido de la otra, Wright, pese a no guardar ningún parentesco con ella (no es que pretenda subrayar la curiosa, doble homofonía de Wright con "right" -derecho- y con write -escribir-, pero sí).  


O bien evocar, por último, que pocas celebridades musicales de cierto rango se privaron de retratarse junto al genio. Miles y Sly son solamente dos de los ejemplos más notables.


Sly Stone (izq.) y Miles Davis (der.) con Stevie Maravilla



Discografía selecta, en orden de preferencia personal

(no se suministran enlaces de descarga):


Innervisions (1973)

Songs In The Key Of Life (1976)

Talking Book (1972)

Fulfillingness First Finale (1974)

Music Of My Mind (1972)

The Secret Life Of Plants (1979)

Hotter Than July (1980)

Signed, Sealed, Delivered (1970)

Jungle Fever (1991)

For Once In My Life (1968)

Where I'm Coming From (1971)

In Square Circle (1985)

I Was Made To Love Her (1967)




[*]  TONTO es acrónimo por "The Original New Timbral Orchestra", que consistió en un vasto ensamble de sintetizadores, creado y coordinado principalmente por los nombrados Cecil y Margouleff. Cuando Stevie escuchó el álbum debut de la TONTO's Expanding Head Band, que salió en 1971 y se llamó Zero Time (Hora Cero), quiso contar con ellos para sus propios discos. Los acreditó como productores asociados, ingenieros y programadores en los cuatro LPs que publicó entre 1972 y 1974. Incluso ganaron un Grammy como ingenieros por Innervisions.




P. S.: Como hice en otros casos, deseo referir alguna fuente dadora de información adicional, lo que viene difícil: "lagrimapsicodelica" mantiene sus vínculos a un sitio de descargas recientemente fenecido. Pero encontré una página, de nombre "megadiscografiascompletas", que marcha. Tiene todos los discos en audio de buena calidad. Salvo que te saca de quicio con las esperas, captchas y demás, así que hay que armarse de paciencia y poner atención...

Sí, no hay de qué.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Elogio de Columbo

Vuelvo, porque soy hombre de aficiones férreas, sobre uno de mis temas favoritos: el relato policial. Esta vez será para hablar sobre un per...