De La Mano de Los Beatles. Ed Sullivan y la Beatlemanía en USA.





Dado que, por un número de razones, no me fue posible escribir sobre el maestro Burt Bacharach,  merecedor de todos los homenajes del universo y fallecido hace un año (8 de febrero de 2023), al menos me consentiré la evocación de un momento imborrable en la historia de la música popular, sumado a lo que varios observadores juzgan todavía un punto de inflexión en la cultura estadounidense "de posguerra". Hablo del bombazo en EEUU de I Want To Hold Your Hand y de la presentación de los Beatles en el show de Ed Sullivan.


Pese al éxito arrasador de She Loves You en el Reino Unido, todavía seguía resultando imposible para los Fab Four (como para los artistas británicos en general) triunfar en el mercado norteamericano. She Loves You, publicada por Swan Records, un sello menor con base en Filadelfia, pasó sin pena ni gloria por la lista Billboard, al igual que otras piezas del grupo. Pero Lennon y McCartney finalmente darían con un arma implacable: I Want To Hold Your Hand, el virus arrollador que contagió la Beatlemanía a esos Estados Unidos por lo común inmunes a cualquier cosa que no proceda de su propio ombligo.


Este clásico beatle fue escrito por ambos compositores -aunque un poco más por Paul-, sentados juntos al piano en el sótano de la casa de Jane Asher, la actriz, escritora y activista que fue pareja oficial y prometida de Macca entre 1963 y 1968. Cuando la fama del cuarteto rebasó los límites de Liverpool, la gran casa londinense de los Asher en Wimpole Street pareció el sitio ideal para los anhelos mundanos de Paul, a quien la familia cedió una espaciosa estancia en el sótano de la vivienda, donde a menudo él y John se juntaban a componer. La madre de Jane, Margaret, era concertista y profesora de oboe -el productor George Martin había estudiado música con ella- y enseñó a su yerno putativo a tocar flauta dulce, conocimientos que él aplicaría luego, por ejemplo, en The Fool On The Hill. Jane tenía asimismo un hermano, Peter, que junto a un amigo llamado Gordon Waller formó un dúo pop. En manos de Brian Epstein y su NEMS Enterprises, Peter And Gordon lograron un éxito considerable en Gran Bretaña y también en USA, donde una canción que McCartney compuso para ellos, A World Without Love, alcanzaría el Nº 1 de Billboard a mediados de 1964.



Jane y Paul




La canción


I Want To Hold Your Hand se inicia con el grupo tocando el sincopado pie del puente que oiremos bastante después (haciendo gala de un sentido de construcción que la mayoría o totalidad de los competidores en el pop echaba de menos). Esa original introducción da paso a la estrofa, cuya melodía entra en anacrusa; aquí, dos tiempos antes del primer acorde, en lo sucesivo solo un tiempo. La tensión progresa, arrastrada por la caída del tono principal Sol Mayor al "inestable" Si menor sobre la mitad de la estrofa, hasta explotar en el último compás -de nuevo cayendo a Si menor pero con la voz de Paul subiendo una octava-, que se funde en las potentes armonías del estribillo. Para concluir el "bombardeo de efectos sorprendentes", en palabras de Ian MacDonald, el tema termina de manera "intensa", con "dos compases en un apurado 3/8" (así lo describe, erróneamente, este autor; en realidad son dos compases binarios regulares, en los que la banda toca primero dos tresillos de negras y deja luego resonando el último acorde). Todo lo cual desataría, por fin y como nunca antes, la tan manida histeria y exaltación en millones de fans transatlánticos...


"Tocábamos el piano los dos al mismo tiempo, y teníamos 'Oh you-u-u, got that something', y Paul toca este acorde y yo me vuelvo hacia él y digo: ¡Eso es! ¡Hazlo de nuevo!. En esos días solíamos escribir así, ambos tocando en las narices del otro" (John en All We Are Saying de David Sheff). MacDonald sospecha que el acorde aludido por John es aquel Si menor de la estrofa.





(Una palabra sobre esos dos tresillos que cierran el tema. El escrúpulo de John y de Paul en componer finales diversos y originales para las canciones es otro aspecto de su labor autoral que empezaba a hacerse notar por esta época. MacDonald lo discute, precisamente, a propósito de I Want To Hold Your Hand. Movidos por su doble condición de autores e intérpretes -algo que no afectaba a otros compositores y productores, en particular los norteamericanos, que por esa razón solían concluir sus grabaciones valiéndose del más expeditivo fade out-, Lennon y McCartney trataban siempre de escribir finales de canciones que resultaran "convincentes"; i. e., para los shows en directo. Así, por ejemplo, sólo cuatro de los trece temas de su siguiente álbum, A Hard Day's Night, único en la discografía beatle compuesto íntegramente por canciones del dúo, terminarían en fundidos, y tres de ellos lo harían con el fin de crear un efecto dramático: A Hard Day's Night, Things We Said Today y I'll Be Back. Puede ser un dato menor, pero la diferencia que marca con el modo habitual de trabajo de los demás artistas pop obliga a señalarlo).


I Want To Hold Your Hand inauguró en el Reino Unido una larga costumbre de hits "navideños" para los Beatles, con ventas por adelantado de un millón de copias. En Estados Unidos llegó un poco tarde para ser lanzado antes de las fiestas (bastante ensombrecidas, de todos modos, por el reciente asesinato del presidente Kennedy), pero aun así tuvo un efecto devastador, hasta el punto de que la aparición del grupo en el Ed Sullivan Show un mes y medio después fue descripta por muchos comentaristas como "el acontecimiento cultural fundamental de la posguerra norteamericana". I Want To Hold Your Hand, con su dicción americana "I wanna" y su ingeniosa factura, cambió también de manera definitiva la música pop en USA, erigiéndose en referencia para todos los músicos de la época. (Otro factor que acaso tuviera una incidencia accesoria es la distintiva pronunciación de las eses como "sh" -que ya he tratado a propósito de Misery en la entrada sobre el álbum Please Please Me-, ese "shay that shomthing" de un color muy yanqui, y sugerencia adicional de que el tema se concibió como un meticuloso artefacto para quebrar la resistencia de ese mercado).



En Granada TV, Manchester, el 25 de noviembre de 1963





La grabación


Esta canción fue la primera que se grabó en cuatro pistas, lo que dio mayor limpieza y claridad sonoras y abrió al grupo varias puertas en materia de arreglos y producción. El adelanto también adecuó el sonido de los Beatles a los estándares técnicos más elevados de la industria estadounidense. En lo sucesivo, el método habitual de trabajo en EMI sería grabar una "base" en una pista (p. e., bajo, batería y guitarras), emplear otra pista para las voces, y usar las dos restantes como "comodines" para distintos overdubs (doblajes vocales, palmas, armónicas, teclados, etc.). Aquí, George Martin pensó en unas palmas a doble tiempo sobre los pulsos débiles o backbeats -a contratiempo en el segundo de ellos-. Estas palmas proveen de energía adicional al poderoso ritmo y enfatizan las voces raramente urgentes. Con todo, el sonido del disco, si bien superior a registros previos de la banda, distaba mucho de resultar inmejorable; adolecía, en particular, de un defecto que fue típico de los primeros años: la escasa profundidad del bajo y floja respuesta general de graves.


(Más allá de las diversas ventajas que este "avance a un verdadero estéreo" propiciaba -técnicas como el dropping in, que permitía la inserción puntual de un fragmento de doblaje, por ejemplo, para corregir alguna falla- aquellas máquinas de cuatro pistas, unas voluminosas Telefunken de fines de los años cincuenta, imponían toda suerte de cuidados y dificultades de manejo, por el hecho de hallarse emplazadas en un cuarto separado de la sala de control, lo que determinaba que el contacto entre grabadoras y consola de mezclas fuese a través de intercomunicadores y que el operador de cinta no estuviese en la sala con el productor e ingeniero monitoreando en directo las tomas de audio. Así de precarios eran los métodos y dispositivos de grabación que Abbey Road manejaba en la época). 







La grabación de I Want To Hold Your Hand tuvo lugar el 17 de octubre de 1963 en el estudio 2. Se completó en diecisiete tomas después de algún tiempo de ensayos, y según Mark Lewisohn la toma 1 ya era casi igual a la versión final. En la toma 4 Paul introdujo la entonación "sh": shay that shomthing. Antes de grabar este tema y el lado B This Boy, el cuarteto grabó el primero de siete sets navideños destinados al Fan Club -discos sencillos con una duración promedio de unos seis minutos, que contenían saludos hablados de cada beatle para sus fans y canciones más o menos improvisadas, y que se distribuían gratuitamente entre los miembros del club de fans oficial en Londres-. De acuerdo con Lewisohn, la sesión se dividió en dos partes, de 2:30 a 5:30 pm y de 7 a 10 pm, con un descanso de una hora y media. I Want To Hold Your Hand se grabó en la segunda subsesión. 


Paul toca su clásico Hofner 500/1 "violín" de 1961 y John su no menos distintiva Rickenbacker 325 Capri modelo 1958, instrumentos de los que trato en la entrada de Please Please Me (aunque ahí no reporto el reciente hallazgo y restitución, en septiembre de 2023, del bajo de Paul, que se creyó perdido por más de medio siglo). George había adquirido en mayo una Gretsch 6122 Country Gentleman modelo '62, de cuerpo hueco en arce laminado, pintado en color nuez, con doble corte de caja y agujeros en F sobre la tapa, diapasón de ébano sobre un mástil de arce, dos micrófonos Filter'Tron y vibrato Bigsby. Oímos esta guitarra en casi todo el LP contemporáneo With The Beatles.


La Gretsch Country Gentleman de George


Por su parte, Ringo está usando su primera Ludwig Oyster Black Pearl "Downbeat", con rims de COB (cromo sobre bronce), con igual número de cuerpos que la antigua Premier de Please Please Me y un tom de pie algo más pequeño: 14" x 14", aunque dotada de una caja -redoblante- más profunda (Jazz Festival de 5.5" x 14"). No se ha determinado marca y modelo de los dos platillos (de 18" el de crash y 20" el de ride, que es un sizzle con cuatro tachuelas), pero el charles o hi-hat es un Zildjian A de 14". Un dato curioso respecto de esta batería es que, a pesar de ir optando luego por otros modelos de Ludwig, Ringo seguiría usando siempre, hasta las últimas grabaciones del grupo (doblajes orquestales de Let It Be inclusive, en abril de 1970), la caja Jazz Festival de esta primera OBP. Según su propia declaración, también tocó siempre "el mismo" hi-hat Zildjian, aunque esto no es igual de seguro y en cualquier caso sería válido para el que vino con su siguiente Ludwig, la Super Classic recibida el 31 de mayo de 1964.





Al igual que en el álbum With The Beatles, y en buena parte de la carrera del grupo, los amplificadores de bajo y guitarras son Vox. Brian Epstein había firmado un contrato de exclusividad en virtud del cual el grupo se obligaba a tocar en vivo con amplificadores de esa empresa y a cambio recibía de ella equipamiento gratuito. Aquí todavía impera, para las guitarras, el "histórico" modelo AC30/6 TB de 30 watts, ya oído en Please Please Me, con dos pares de válvulas de potencia EL84, tres canales (normal, brillante y vibrato) de dos entradas cada uno y una unidad Top Boost, proveedora de ganancia extra, más controles adicionales de tono. Paul, en tanto, usa un T.60 de estado sólido -dos transistores de germanio- capaz de unos 40W de potencia real, con un gabinete separado para dos altavoces de 15". 


(Muy prontamente, con el paso a presentaciones en auditorios más grandes, se haría necesario recurrir a modelos de potencia superior, que Vox iría fabricando casi "por encargo" para sus clientes VIP. De hecho, en el show de Ed Sullivan, que nos ocupará más abajo, Lennon y Harrison estrenaron el modelo AC50 MkI de 50 watts, un amplificador básico de dos entradas y desprovisto de efectos, combinado con un gabinete provisorio conocido como "Small Box", que contaba con dos altavoces Celestion de 12" y 25w, más una bocina Midax de Goodmans para frecuencias medias que buscaba dar una mejor respuesta en agudos y brillo. Este nuevo ampli se sumaría a los antiguos para la grabación de A Hard Day's Night).



George Martin y el ingeniero Norman Smith


Tanto en la sala de control del Estudio 2, donde se grabó I Want To Hold Your Hand, como en la del Estudio 1, donde se mezcló (el 21 de octubre), todavía imperaba la consola de mezclas REDD.37 (véase Please Please Me), de 8 entradas y dos salidas, con sus clásicos preamplificadores Telefunken/Siemens V72. El micrófono para las voces fue el condensador a válvula Neumann U48, de patrón bidireccional o en figura de 8. Los amplificadores serían tomados muy probablemente con el U47, cuya principal diferencia con el U48 era su patrón cardioide o unidireccional; o bien con otro modelo de Neumann, el KM54. Otros micrófonos, de cinta y oriundos de la BBC, los STC (Standard Telephones and Cables) 4038 y 4033, servían por estos tiempos para tomar la batería: el 4038, cuyo diagrama polar en figura de 8 es el estándar en los micrófonos de cinta, se ponía como aéreo u overhead; el 4033, que aun siendo de cinta ofrecía la opción de patrón cardioide, se colocaba frente al bombo (ambos STC pueden verse en la foto de Ringo más arriba). 


En cuanto a dispositivos accesorios, destaco el limitador RS114, un "controlador de picos" -diseñado en EMI por Mike Bachelor- que pretendía emular a su homólogo yanqui de Fairchild y anticipó los compresores Altec/RS124 que vendrían poco después. Este artefacto participó de casi cada pista vocal y de guitarras en los tres primeros álbumes y singles contemporáneos del grupo, a causa del apego que el ingeniero Norman Smith desarrolló por él (apego que, según Kehew & Ryan, pocos técnicos de EMI compartían: parece que el RS114 era inestable y frágil, se descalibraba con facilidad y hacía un ruido bastante molesto).






El disco


El sencillo I Want To Hold Your Hand, con This Boy en el lado B, se lanzó a la venta en el Reino Unido el 29 de noviembre. Para ese día tenía ya, reitero, un millón de copias vendidas por adelantado. El 14 de diciembre derribó a She Loves You del Nº 1, siendo la primera vez en la historia discográfica inglesa que un intérprete se sucedía a sí mismo en la cima de las listas -de singles: el LP With The Beatles venía de destronar a su predecesor Please Please Me apenas una semana antes, el 7 de diciembre-. Pasó quince semanas en el ránking oficial, cinco de ellas en el primer puesto. Pero en mayo de 1964, en pleno auge "mundial" de la Beatlemanía, regresó al Nº 1 el día 16 para pasar allí una semana extra.




En Estados Unidos la historia estuvo llena de pormenores casi míticos. Sabiendo que el grupo saldría por TV en el show de Ed Sullivan -evento agendado para la segunda semana de febrero del 64-, Capitol cedió a la insistencia y ruegos de Brian Epstein y decidió publicar el disco en enero. Entretanto, un reportaje televisivo sobre la Beatlemanía, realizado en Londres por la CBS para emitirse en EEUU, se presentó en una versión breve el 22 de noviembre de 1963 en el informativo matinal CBS Morning News. Otra versión más larga iba a darse por la noche, en el Evening News de la cadena, conducido por el célebre Walter Cronkite, pero el asesinato del presidente Kennedy ese mismo día la canceló. Finalmente, se emitió el 10 de diciembre. Marsha Albert, una quinceañera de Silver Spring, Maryland, vio ese reportaje (donde, entre otras cosas, los Fab Four interpretaban She Loves You) y escribió a Carroll James, DJ de una estación de radio en Washington, pidiéndole que pasara un disco de los Beatles. James consiguió una copia importada del último simple, e invitó a Marsha a presentarlo en su programa, el 17 de diciembre. Así fue como I Want To Hold Your Hand sonó en USA por primera vez. El éxito entre los oyentes fue tal que DJs de Chicago y St. Louis consiguieron las cintas de la transmisión radiofónica y empezaron a pasarlas. Capitol pensó en interponer una acción legal -según algunos reportes efectivamente lo hizo-, pero optó por la mejor solución de adelantar la salida del single al 26 de diciembre, con I Saw Her Standing There en la cara B. Los primeros tres días vendió un cuarto de millón de copias. Para mediados de enero había alcanzado el millón. Hacia fin de mes se vendían diez mil ejemplares por hora en Nueva York. Capitol se vio sobrepasada por la demanda, y tuvo que recurrir al auxilio de RCA y otras compañías para imprimir más copias. El 18 de enero el disco empezó su estadía de quince semanas en los ránkings de Billboard y Cashbox y el 1º de febrero llegó al Nº 1, donde permaneció siete semanas, antes de ser desplazado por She Loves You. No hará falta decir que I Want To Hold Your Hand se convertiría asimismo en la canción Nº 1 de la lista anual de Billboard correspondiente a 1964.




Poco después, el catálogo previo del grupo dominaba los charts estadounidenses, y en abril, con la salida de Can't Buy Me Love, los Fab Four establecieron varias marcas históricas de ventas: tres sencillos alcanzando en sucesión continua el Nº 1 -vigente al mes de diciembre de 2023-, catorce títulos listados simultáneamente en el Hot 100 -sostenida por más de medio siglo, quebrada al fin por Drake en 2016-; dominio de los dos primeros puestos simultáneamente en la lista de singles y en la de LPs... Pero el récord más asombroso consistió en el monopolio absoluto de los cinco primeros puestos de Billboard durante la semana del 4 de abril de 1964. (Este récord fue igualado en septiembre de 2021 por Drake, que además colocó un total de 9 -nueve- temas en el Top 10 de la misma semana; conquista que solo le valió por un año y monedas, pues la semana del 1º de noviembre de 2022 Taylor Swift aplastó el récord de sus predecesores ocupando los diez primeros puestos. De cualquier modo, el valor y alcance de su logro -y del previo de Drake- depende de reglas y principios de medición diversos a los vigentes en tiempos de los Beatles, que en esencia se basaban en ventas contantes y sonantes de placas físicas y en una mucho más estrecha estadística de emisiones radiofónicas -hoy suman para la lista las reproducciones de video oficial, inexistentes entonces, un número significativamente mayor de radioemisoras y datos de streaming-; esto es, que el mercado medido por estas listas es al presente mucho más vasto y diversificado y los números en él requeridos para alzarse con las primeras colocaciones resultan en comparación mucho más bajos que en 1964; de lo contrario no se explicaría que un récord igualado después de medio siglo no llegase a sostenerse siquiera por quince meses).


Montándose con premura al suceso de sus nuevas estrellas, el sello Capitol publicó el 20 de enero de 1964 un álbum "equivalente" al With The Beatles británico, con el título Meet The Beatles. Constaba de menos canciones: doce, que era el estándar para el mercado estadounidense, e incluía -otra costumbre de ese mercado- el superéxito I Want To Hold Your Hand, más la cara B inglesa de ese simple, This Boy, y la norteamericana, I Saw Her Standing There. Las nueve pistas restantes eran las ocho composiciones originales de With The Beatles y un único cover: Till There Was You. Los covers excluidos integrarían poco después el siguiente LP de Capitol, The Beatles' Second Album.




Meet The Beatles ocupó el Nº 1 por once semanas, entre el 15 de febrero y el 8 de mayo, y hacia diciembre de 1964 había superado los cuatro millones de copias vendidas. Pudo haber durado más tiempo al tope de las listas, pero la angurria de la discográfica se lo impidió al publicar, con apenas dos meses y medio de diferencia -en abril-, el mentado The Beatles' Second Album, su natural e inmediato sucesor en el primer puesto, el cual conservó a su turno por seis semanas.


Como se sabe, los Beatles dieron el puntapié inicial a la llamada "Invasión Británica", que, según MacDonald, fue más "simbólica" que real, además de heterogénea -contaminada de artistas alejados del sonido beat- y no especialmente duradera: un año a lo sumo tras la irrupción de los de Liverpool. Ocupados en encontrar una respuesta artística y comercial a los Beatles, los intérpretes norteamericanos siguieron con todo dominando la escena pop de su país, dice el autor. Sin embargo, él mismo ofrece luego números probatorios del peso y efecto innegable de la manida invasión: "Antes de I Want To Hold Your Hand solo había habido dos Nº 1 británicos en las listas norteamericanas: Stranger On The Shore, de Acker Bilk, y Telstar, de los Tornados, que habían resistido un total de cuatro semanas entre las dos. Durante 1964 y 1965, ¡los artistas británicos ocuparon el Nº 1 nada menos que por cincuenta y dos semanas!".







Ed Sullivan




El 31 de octubre de 1963, Ed Sullivan y su esposa se encontraban en el aeropuerto de Londres, prontos a volar de regreso a Nueva York, cuando vieron, en un sector cercano, a unas mil quinientas chicas con carteles, gritando a todo pulmón, amontonadas para recibir a los Beatles, que coincidentemente volvían de una breve gira por Suecia. Fue ahí cuando Sullivan, que ya había oído de ellos, se interesó por contratarlos. Poco después, el 5 de noviembre, Brian Epstein voló a Nueva York y un agente londinense que trabajaba con ambos, Peter Prichard, contactó a Ed. El célebre conductor dijo necesitar un ángulo para presentar a los Beatles. Prichard le comentó que el grupo venía de tocar en el Royal Variety Show, donde habían sido los primeros "chicos de pelo largo" (long-haired boys) que jamás habían actuado ante la Reina. Ed comprendió que ya tenía su ángulo y decidió llevarlos a su programa. El 11 de noviembre, Epstein y Sullivan sellaron el acuerdo por dos presentaciones en vivo y un "ensayo grabado".


El 7 de febrero, mientras el single I Want To Hold Your Hand ocupaba el Nº 1 de las listas y unos cuantos hits más antiguos del grupo sonaban permanentemente en la radio, los Beatles llegaron al aeropuerto Kennedy, donde los esperaban alrededor de tres mil fans e incontables periodistas. Dieron ahí mismo una de tantas conferencias de prensa en que prodigaron su proverbial ingenio e ironía. Por ejemplo, un reportero preguntó: "¿Cómo encontraron América?" y Ringo dijo: "Doblando a la izquierda en Groenlandia".




Conforme la fecha del show se acercaba, la expectación crecía y la excitación se hacía más evidente. La cadena CBS recibió 50 mil pedidos de localidades para presenciar en vivo el programa en el auditorio desde donde se transmitía regularmente, el Studio 50, que solo disponía de 700 butacas. La "guerra de los boletos" que se desató entonces fue tal que hasta se hizo una película, más de una década después, para reflejarla (cf. más abajo, la TRIVIA 3). Walter Cronkite y Richard Nixon consiguieron entradas para sus respectivas hijas; Leonard Bernstein no lo logró. El propio Ed Sullivan, al cerrar su show del 2 de febrero y anunciar, según acostumbraba, los actos que participarían del programa siguiente, preguntó a la audiencia: "Si alguien tiene por casualidad algún ticket para los Beatles en nuestro show del próximo domingo, ¿puedo tomarlo prestado? Lo necesitamos de veras".




El 9 de febrero, finalmente, se produjo el debut del cuarteto en el Ed Sullivan Show, transmisión que batió todos los récords de audiencia con 73 millones de espectadores (el número absoluto de televidentes fue superado largamente por varios eventos posteriores; pero el casi 40% de la población del país que ese número representaba, he ahí un muy diverso cantar *). El éxito inaudito de este show se vio corroborado una semana más tarde con una segunda presentación en una emisión especial desde Miami, tan memorable como la primera y con muy semejantes números de audiencia. Naturalmente, I Want To Hold Your Hand sirvió como grand finale en ambas ocasiones.


* Lo pongo en términos muy simples: en 2017, el récord absoluto en audiencias televisivas estadounidenses lo ostentaba la final del Super Bowl XLIX del 1º de febrero de 2015, emitida por la NBC, con 115,2 millones de espectadores. Ahora bien, siendo ese año el número total de habitantes en EEUU de 320 millones, resulta que el Super Bowl récord fue visto por un 36% de esa población, contra aquel estimado de 39% de los Beatles en el Ed Sullivan Show de 1964, cuando los Estados Unidos contaban con aproximadamente 189 millones de habitantes -los estudios calculan que el 45% de los hogares vio esa emisión en directo-. Por cierto, los 60 millones de televidentes que Elvis Presley había marcado el 9 de septiembre de 1956 en el mismo show, equivalen muy cercanamente al número del Super Bowl 2015, un 35,7% sobre una población de 168 millones.




Al abrir el programa, patrocinado por el analgésico Anacin y los bizcochos y polvos para tortas Pillsbury, Ed apareció en pantalla para leer una demagógica salutación a los Beatles, por telegrama, de Elvis y de su manager el coronel Tom Parker. Luego de otro par de anuncios -la espuma de afeitar Aero Shave y la cera líquida para zapatos Griffin-, el conductor regresó para decir las siguientes palabras: "Ayer y hoy nuestro teatro ha sido invadido por reporteros y cientos de fotógrafos de toda la nación, y estos veteranos coinciden conmigo en que esta ciudad jamás ha presenciado la excitación causada por estos jóvenes de Liverpool que se hacen llamar Los Beatles". Para no desencadenar una gritería entre las púberes y adolescentes que poblaban las gradas del auditorio con solo nombrarlos, se apresuró a anunciar que la banda saldría a escena dos veces esa velada, la primera de ellas ahí mismo. Dijo: "Damas y caballeros, aquí están..." y mencionó el nombre "The Beatles" rápidamente para que los gritos no le taparan el remate. Se lo notaba a un tiempo risueñamente sorprendido y acaso algo inquieto: hacia el final del programa hizo un agradecimiento a la policía neoyorquina por su calmo y eficaz manejo de la situación en la calle -a las puertas del Studio 50 de CBS se había congregado una multitud de chicas y chicos-. En su salida inicial, los Beatles interpretaron tres canciones (All My Loving, 'Till There Was You y She Loves You); luego volvieron, cerca del final -con Ed jocosamente resignado a que la chillería le sepultara la introducción-, para ofrecer los dos temas de su gran single yanqui: I Saw Her Standing There y el obligado I Want To Hold Your Hand. Entre esas dos apariciones, mientras discurrían los distintos números artísticos programados para esa noche, las púberes que eran mayoría en el auditorio exteriorizaron momentáneas impaciencias, pese a que Sullivan les había hecho prometer que "se portarían bien". Preocupado por no perjudicar o perturbar a los otros actos que participaban del programa, el conductor tuvo que amonestar un par de veces a la juvenil muchedumbre y en una ocasión llegó a amenazar: "Si no se calman, voy a hacer venir a un barbero" (!).


(Entre los actos opacados por la imperiosa beatlemanía extendida se contaban un dúo de comediantes, McCall & Brill; el elenco de Oliver! -musical del británico Lionel Bart que era éxito del momento en Broadway-, al que se plegó para este show la estrella inglesa Georgia Brown; un equipo de acróbatas llamado Wells & The Four Fays... Y también un popular imitador, que hizo impressions de Marlon Brando, Dean Martin, Burt Lancaster y otros astros del cine, muy festejadas por el público. Su nombre era Frank Gorshin y posteriormente alcanzaría celebridad mundial al interpretar al villano conocido como El Acertijo -The Riddler- en la serie de TV Batman, que se emitió entre 1966 y 1969).


Toda suerte de leyendas (más o menos veraces) acompañaron este histórico desembarco de los Beatles en la TV estadounidense. La más repetida de ellas cuenta que la tasa de delitos bajó drásticamente en la ciudad de Nueva York durante la hora que duró el show de Sullivan. Circunstancia que podía explicarse porque las calles estaban poco menos que desiertas...


Otro toque de color que dejó esa emisión lo aportaron los recordados letreros sobreimpresos durante la interpretación de 'Till There Was You. Según las cámaras iban tomando en sucesión primeros planos de cada beatle, se veían debajo de sus rostros sendos subtítulos con los respectivos nombres de pila -por si para entonces alguien en el país aún los ignoraba-. Así habían pasado Paul, Ringo y George; pero, al llegar a John, el cartel añadía al nombre un mensaje: Sorry, girls, he's married (Lo sentimos, chicas, está casado). Un verdadero signo de los tiempos...




George Harrison arribó a Nueva York enfermo de gripe. No se llegó a temer su ausencia en la actuación televisiva, pero se lo mantuvo lo más aislado y descansado que se pudo. De hecho, el roadie Neil Aspinall lo reemplazó para los ensayos escénicos previos al show -aunque no en una performance real que se grabó en la víspera del show en vivo y que, como se leerá enseguida, se emitió el 23 de febrero-. Su convalecencia le impidió participar del encuentro que tuvo la banda con el presidente de la compañía Rickenbacker, ocasión en que John Lennon escogió para su compañero la legendaria guitarra 360/12 "Deluxe", de doce cuerdas y cuerpo Fireglo, que impregnaría el sonido del grupo en el álbum A Hard Day's Night y los dos o tres subsiguientes. 


Aparte de su inmediata presencia en la emisión consecutiva del 16 de febrero, el cuarteto de Liverpool estuvo dos veces más en el show de Ed Sullivan: la primera el 23 de febrero, en modo virtual, cuando se reprodujeron las cintas de su "ensayo grabado" el día 8, antes de su histórica performance en directo. La siguiente fue mucho después, el 12 de septiembre de 1965 (aunque esa tampoco fue en vivo: se había grabado el 14 de agosto). Algo curioso es que, al finalizar este último programa, el viejo Ed anunció el inicio de las transmisiones en color a partir del domingo siguiente, 19 de septiembre.


Los Beatles y Ed Sullivan mantuvieron en adelante, para siempre, una excelente relación: él los presentó en su apoteósico concierto del Shea Stadium, por ejemplo. A cambio, desde 1966 y hasta el final de la década, periodo en el que dejaron de actuar y dar giras, los Beatles estrenaron en el show de Ed Sullivan varios clips oficiales de sus mayores éxitos.





Un hueso de sinsentido


Escribe Ian MacDonald sobre I Want To Hold Your Hand: "La alegre energía e inventiva del disco despertó a los EEUU de su melancolía e inmediatamente el país, agradecido, cayó a los pies de los Beatles".


También llama la atención sobre un detalle al que quizá pueda sacársele más jugo. Se trata de la inanidad, la escasa sustancia o contenido significativo que refleja la letra de esta canción. Sin duda, por esos tiempos no se pedía que un músico o cantante pop ofreciera en sus letras hondas materias de reflexión o altos vuelos poéticos. Apenas estaba asomando una nueva generación de cantores folk y de "protesta", liderados por Bob Dylan, conscientes de que la letra de sus composiciones podía tener alguna importancia. Concurrentemente, apenas empezaba a formarse un público para ese tipo de productos. La regla general para las letras de la música pop era, en consecuencia, la de las "tontas canciones de amor". Y se debe admitir que I Want To Hold Your Hand tenía una letra más tonta que la mayoría de sus contemporáneas. MacDonald explica: "McCartney y (sobre todo) Lennon valoraban más el espíritu que la forma. Para ellos, el sonido y el sentimiento de un disco importaban más que lo que dijera literalmente; por lo tanto, el primer requisito de una letra era no entorpecer el efecto general. Los Beatles cantaban sobre "anillos de diamantes" en sus primeras canciones no porque quisieran identificarse con las convenciones matrimoniales de la mayoría silenciosa, sino porque por aquel entonces pensaban que tales clichés distraerían menos la atención que algo más original". (La cursiva es mía).  Y agrega: "Si es que tiene alguno, el [mensaje] de I Want To Hold Your Hand era 'Venga, siente lo bueno que es'".  Lo cual, argumenta este autor, "implicaba una ruptura fundamental con el statu quo de la burguesía cristiana. Pese a no tener ninguna intención subversiva, los Beatles, con este potente disco, llevaron a cabo un acto revolucionario". 




A mí me interesaría resaltar otro aspecto. La letra de I Want To Hold Your Hand, tan corta de significación y enjundia, boba y carente de contenido -salvo el de invitarnos a sentir lo bueno que es-, vino a obrar pues, en virtud de tales deficiencias, a favor de la superación y el olvido de la tragedia en que estaba inmersa la sociedad estadounidense. Esta letra que no producía un sentido, que no desplegaba significados ni pedía u ofrecía explicaciones, hizo así un nexo oculto con aquel otro hecho enorme, incomprensible, inasimilable; el reciente magnicidio que había sacudido, en esa sociedad, todo sentido común (comunal) que pudiera sustentar cualquier convivencia o devenir, cualquier proyecto de conjunto. Los EEUU estaban tristes, como dice MacDonald, pero también perplejos, aturdidos. Y entonces, esa letra tan insustancial llegó para proponer un sinsentido de signo opuesto a ese otro que la comunidad intentaba tramitar. Esa letra tonta, que no decía nada (muchos detractores de la época la juzgaron así, y es imposible no darles la razón), cumplía la misión de "no entorpecer" la alegría, el vigor, la originalidad y atracción irresistible del sonido, del sonido que sí era en cambio ingenioso, sorprendente, heterodoxo, vital; del sonido en su pura apelación sensitiva, física, en su inmediata causación de entusiasmo y de placer. A nivel de significado, esas palabras fueron un perfecto y redondo hueso de sinsentido, ni más ni menos que el evento atroz con el que lidiaba su público, pero de un valor emotivo o anímico -"psicológico"- inverso.






Trivia

Agrego seguidamente algunas trivialidades conexas a la historia de esta célebre canción.



1


A instancias de la discográfica alemana Odeon (filial de la EMI cuya subsidiaria Parlophone grababa a los Beatles), I Want To Hold Your Hand y el previo hit She Loves You conocieron sendas, estrafalarias versiones en la lengua de Goethe, con traducción a cargo de Camillo Felgen -músico de Luxemburgo que acometió esta faena bajo el seudónimo de Jean Nicolas-. Los directivos alemanes lo juzgaban necesario para que el grupo entrara al público de su tierra. Así fue como nacieron Komm, gib mir deine Hand (Ven, dame tu mano) y Sie liebt dich (Ella te ama, esta fue literal). Los Beatles odiaron tanto tener que hacer esto que por primera vez dejaron colgado a George Martin y el 27 de enero no se presentaron a grabar en los estudios Pathè Marconi de París, ciudad en cuyo Teatro Olympia estaban ofreciendo una serie de conciertos durante ese mes. Dos días más tarde, tras el pertinente tirón de orejas de su productor, se resignaron, de muy mala gana, a grabar estas extravagancias. Con I Want To Hold Your Hand no hubo más que rehacer las voces, pero de She Loves You tuvieron que volver a tocar la base instrumental, dado que las pistas de origen se habían desechado después de las respectivas mezclas. Ese mismo día, 29 de enero de 1964, registraron las primeras tomas de Can't Buy Me Love.




Komm, gib mir deine Hand se publicó en Alemania en marzo de 1964. En julio, Capitol la incluyó, junto con Sie liebt dich, en Something New, su tercer LP de la banda en un semestre -eso porque la música de A Hard Day's Night había salido por United Artists, la productora del filme-. Para el resto del mundo, ambos temas aparecieron por primera vez a fines de los años '70 formando parte del compilado The Beatles Rarities (Rarezas), en cuyo concepto cuadraban a la perfección.


"La costumbre de grabar versiones especiales para los mercados extranjeros, habitual en la época, fue desestimada para siempre por los Beatles y en consecuencia cayó en desuso. La promoción resultante de la lengua inglesa por todo el mundo es uno de los logros más sustanciales y menos documentados del grupo" (Ian MacDonald).





2


I Want To Hold Your Hand repercutió tan hondamente en la cultura popular estadounidense que hasta originó un divertido incidente con Bob Dylan. Los Beatles llevaban tiempo queriendo conocerlo, desde que a comienzos de 1964, en París, Harrison había descubierto su clásico LP The Freewheelin'. Cuando al fin lo hicieron, el 28 de agosto de ese año, Bob los invitó a fumar marihuana. Brian Epstein y los cuatro Beatles, un poco incómodos, dieron algunos rodeos antes de admitir que nunca habían probado esa droga. El otro los miró incrédulo: "¿Y qué hay de esa canción de ustedes sobre getting high (colocarse)?" Los Beatles no sabían de qué hablaba. Entonces Dylan canturreó: "And when I touch you, I get high, I get high" (Y cuando te toco, me cuelgo, me cuelgo). Lennon, muy avergonzado, le explicó que la letra no iba así: era "I can't hide" (No puedo ocultar). 




(Según sabemos, esta fue la ocasión en que McCartney -famoso por su afición al cannabis aquí iniciada-, oyendo sabrá Dios qué dichos de Bob acerca de Dios sabrá qué asuntos, creyó entrever, o directamente descifrar, el sentido de la vida, del universo, o de algo. Lo bueno fue que tuvo la precaución de consignar su epifanía en un trozo de papel, que confió al roadie Mal Evans para asegurarse de preservar tan trascendental información. Así fue como al otro día, cuando Evans le devolvió el papel, Paul se reencontró con su revelación de la víspera, la cual rezaba lo siguiente: "Hay siete niveles").





3


En 1978, Steven Spielberg fue el productor ejecutivo de una película, dirigida por su pollo Robert Zemeckis, cuyo argumento trataba sobre un viaje a Nueva York emprendido más o menos subrepticiamente por un grupo de chicas y chicos de New Jersey que, por distintos motivos y con diversos grados de interés, aspiraban a ver a los Beatles en el mítico show de Ed Sullivan del 9 de febrero de 1964. El filme, que relataba en tono de comedia las peripecias que atravesaban estos personajes en su anhelo de acercarse a la banda y de procurarse boletos para presenciar en vivo el gran evento, se llamó I Wanna Hold Your Hand (obviamente) y fue protagonizado por Nancy Allen junto a un elenco juvenil de no extraordinaria celebridad, que incluía a Bobby DiCicco, Theresa Saldana, Wendie Jo Sperber y Susan Kendall Newman, hija del celebérrimo astro Paul Newman.


La música de esta película constó exclusivamente de canciones correspondientes a los primeros álbumes y singles de los Beatles. Hubo, no obstante, en diferentes diálogos, numerosas alusiones jocosas a temas posteriores del cuarteto (Helter Skelter, Get Back, Norwegian Wood, Polythene Pam, etcétera...). 





Fue el primer largometraje dirigido por Zemeckis y producido por Spielberg, quien, por si las moscas, se mantuvo en la tierra firme de un presupuesto francamente bajo, inferior a los tres millones de dólares. Lo bien que hizo. Porque, pese a las buenas críticas, la película fracasó feo en las taquillas, no llegando a recaudar ni dos millones. Un tropezón injusto, a mi entender: sin constituir una maravilla, resulta una comedia bastante entretenida, en la que Zemeckis luce su mano siempre idónea para este tipo de productos. Cuántos récords de recaudación no habremos visto batir a porquerías inmensamente más torpes que este modesto y grato pasatiempo...




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Elogio de Columbo

Vuelvo, porque soy hombre de aficiones férreas, sobre uno de mis temas favoritos: el relato policial. Esta vez será para hablar sobre un per...